Besos Furtivos De Cabaret:

Sin poder evitarlo he pensado en ti como loco. Cierro los ojos y ahí están las luces de colores, el delicioso calor, el pop estridente y el vaho de tu boca. Tu boca, tu boca, tu boca. Húmeda, entreabierta y entrecerrada. Tu boca: sobre todo el espacio minúsculo que une tus labios, curva delicada de placer. Tu boca, bajo esos ojos con pestañas de perro triste y mirada distraída (retraída).

¡Carajo! Tiempo me sobra para pensar en tu boca. Porque esa boca excepción fue más mía que tuya esa noche, regalo inigualable entre detalles de compromiso. Y neta no quiero el recuerdo, sino la gloria de besarla siempre. ¿Quieres?

Y cómo no pensar en tu boca cuando me la diste toda; junto a tu cuello de sal, tus manos turistas y tu cadencia pélvica. Y cómo pensar en otra cosa si el lugar completo se esfumó apenas tocaste con los tuyos mis labios. Y ya para cuando el tercero o cuarto beso, ni mundo; sólo tus dedos en mi espalda baja, el ritmo suave de tu lengua y el sabor tórrido…

Ay, Godinez Amilpas. Me dejas, las noches posteriores hundido en el recuerdo y las ganas. ¿Te quedaron ganas y recuerdos? Dime.

De cabeza puse mi habitación, todo saco y acomodo, todo quito y olvido, todo tiro. Seis latas de pintura: azul, blanca y hueso; visitan mi aposento en espera de quedarse para siempre a vivir en sus paredes, todas en gama armónica con los colores de muebles, telas, piso. Y todo porque necesitaba pensarte menos. (Léase MENOS, no dejar de pensarte). De ahora en adelante, cuando mire mis paredes vendrás a mí entre flashes y bets. Y cuando te vengas, quiero que te quedes.

Ago07