En 1991 la pareja de artistas suizos Fischli&Weiss escribieron y pintaron un gran mural en Zurich titulado How to work better que parodiaba una lista de instrucciones hallada en una fábrica tailandesa. Esa lista de instrucciones pretendía aconsejar a los trabajadores de la fábrica para enfrentarse mejor al trabajo y la producción. Fischli&Weiss investigaron durante años la creatividad y el proceso creativo, de ahí que a partir de la lista tailandesa rehicieran una lista propia de instrucciones para el ejercicio de la creatividad, que al mismo tiempo criticaba la forma en que producimos cualquier cosa con un enfoque marcadamente empresarial, en el que lo más importante no es el acto de crear o el potencial de lo creado, sino su eficiencia y rentabilidad.
Paradójicamente, la lista de los suizos se ha convertido hoy en una especie de mantra creativo que multitud de creadores y empresas difunden y comparten porque, a pesar de su carácter irónico, sus consejos resumen bien una serie de actitudes que conviene poner en práctica si pretendemos ser creativos. Yo me he dado a la tarea de desarrollar un poco cada uno de esos puntos para llevarte a comprenderlos mejor, dándome la licencia de hacer alguna aclaración puntual sobre uno de ellos. Aquí tienes, pues, Cómo crear mejor en diez puntos, según Fischli&Weis.
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Haz solo una cosa a la vez
La distracción y el desenfoque son grandes enemigos de la creatividad. Para generar ideas nuestra mente necesita un mínimo de concentración. Dicha concentración se alcanza rápidamente y se mantiene siempre que procuremos enfrentarnos con orden a cada tarea. No significa que no puedas hacer varias cosas a la vez. Casi todos podemos hacerlo. Pero, si te encargas de hacer una cosa a la vez, comprobarás que tu capacidad de producción se incrementará. Si dispones de poco tiempo, el tiempo que hayas empleado será mejor aprovechado. El que mucho abarca, poco aprieta.
Entiende el problema
La creatividad es la habilidad que todos tenemos para producir cosas nuevas y valiosas. El principio de la creatividad se halla siempre en un problema que genera una necesidad. A mí me gusta poner el ejemplo del papel higiénico. ¿Has pensado en lo terrible que sería la vida sin él? Hay evidencias escritas de que los chinos ya lo usaban en el siglo segundo antes de Cristo, pero el rollo moderno fue inventado hacia 1850, cuando apareció el Papel Medicado de Joseph Gayetty. Hasta entonces la limpieza se hacía con lana de ovejas, hojas de plantas o, si se trataba de sibaritas del asunto, con un trozo de tela. Problema: limpiarse el culo era un incordio. Necesidad: convertir el incordio de limpiarse el culo en un procedimiento agradable y práctico. Creatividad: ¿qué puedo hacer para resolver el problema? Y voalá: en el siglo XIX por fin alguien creó un papel suave, limpio y desechable que hizo de la necesidad casi un gozo. Si entiendes bien el problema te resultará más sencillo poner a funcionar tu mente para crear una solución.
Aprende a escuchar
Nuestros talentos y sensibilidad pueden a veces jugarnos malas pasadas. Puede que ya hagas algo muy bien y hasta puede que sepas mucho sobre ello. Esto podría llevarte a mantener una actitud poco receptiva, lo que se traducirá en estancamiento. Seguirás haciendo muy bien eso que ya haces bien. Pero tendrás problemas para hacer cualquier otra cosa. Nunca sabes cuándo conocerás algo nuevo que te lleve a experimentar sobre el modo en que ya haces las cosas. El pintor italiano Caravaggio, a quien dedicaré un vídeo más adelante, aplicó a su pintura, que ya era buena, todos los conocimientos que adquirió sobre óptica, que en su época eran el equivalente al desarrollo tecnológico más avanzado de nuestros tiempos. Esto catapultó la pintura de Caravaggio al Olimpo del arte, convirtiéndolo en el iniciador del Barroco. Y todo porque supo escuchar y entender su entorno.
Aprende a hacer preguntas
La curiosidad es la base de la creatividad. Es tan simple como esto: quien no se pregunta nada, nada tiene que decir. Todo le complace. Quien no se pregunta nada es porque no tienen ningún problema. Todo lo parece bien. La pregunta es el cimiento de la rebeldía, del inconformismo, la fuente de la que emanan los problemas y las necesidades. Y con ellos aparece y se desata también nuestra creatividad. A los seres humanos nos flipan los problemas. Cuando no los tenemos: los buscamos. Porque nuestra existencia adquiere sentido cuando estamos resolviéndolos. De ahí nuestra naturaleza creadora. No se trata de hacer problemas por hacer problemas. Se trata de entender la realidad, cuestionarla y partir de ahí. Siempre que mantengamos viva nuestra curiosidad tendremos algo que decir. Sin ella, cualquier intento por levantar la voz o blandir la pluma sobre el papel será un mero ejercicio recreativo.
Distingue el buen juicio del sinsentido
Se te pueden ocurrir ideas increíbles y maravillosas que desagraciadamente no pueden materializarse, ya sea por falta de medios o simplemente porque son demenciales. Entre más rápido comprendas que las ideas son solo ideas, que puedes cambiar de opinión, crear nuevas y que algunas de ellas, por maravillosas que parezcan, no son realizables o no tienen sentido, más rápido serás capaz de producir una idea que además de genial sea práctica y realizable.
Acepta el cambio como inevitable
La inmensa mayoría de mis alumnos entra en pánico cuando descubre que las ideas que inicialmente creó no son útiles o no han sido creadas adecuadamente para contar su historia. Llega el bloqueo, el inconformismo, la negación. La razón por la que reaccionan de ese modo está en la toma de consciencia de que el trabajo realizado no ha podido aprovecharse en su totalidad y que será necesario trabajar nuevamente sobre el mismo territorio. Quienes mantienen esa actitud durante mucho tiempo no consiguen avanzar, su mente no es capaz de producir nuevas ideas que sí funcionen porque siguen lamentándose de no haber sido capaces de crear buenas ideas desde el principio. Básicamente, no aceptan que se han equivocado y que deberían intentarlo nuevamente. Hacer esto, en mi opinión, es una auténtica pérdida de tiempo, un tiempo improductivo que ni siquiera sirve para aprender a crear mejores ideas. Aceptar el cambio como algo inevitable es fundamental para un creador. Uno solo de mis cuentos en Pasiones simples ha sufrido múltiples cambios debido a la falta de solidez y sustancia con que lo creé al comienzo. Si tu idea inicial no funciona: ¡next! Lamentarse por ello solo te hundirá en el bloqueo.
Admite tus errores
Yo creo que esto es como el talón de Aquiles de los creadores en formación. Quien no acepta la equivocación y toma nota de lo que dicha equivocación le ha podido enseñar, jamás alcanza sus objetivos. Admitir que eres un novato, que no lo sabes todo, reconocer que necesitas aprender y que en el intento vas a meter la pata en múltiples ocasiones, significa progreso. Se nos ha enseñado que el error o la equivocación es sinónimo de fracaso y que está mal. Hay que darle la vuelta a la tortilla. Equivocarse no está mal. Está genial. “No fueron mil intentos fallidos, fue un invento de mil pasos”, dijo Edison, el inventor de la bombilla. Solo equivocándose, Edison fue capaz de comprender cómo no se crea una bombilla incandescente capaz de mantenerse encendida. Al hacerlo halló el método exacto para crear una bombilla eficiente y duradera.
Di las cosas con sencillez
Menos siempre es más. Aunque los excesos a veces son maravillosos, cuando hablamos de crear ideas lo que prima es la idea en sí misma y su claridad. Como dicen en España: no te líes la manta en la cabeza. Lo único que conseguirás es confusión y engorro. Y si hablamos de literatura con mucha más razón. Si puedes decirlo con dos palabras, en lugar de tres, mejor. Esa es la regla. No olvides que todo lo que se crea tiene inicialmente un fin comunicativo, utilitario y práctico, además de estético. Y cuando hablamos de arte, todos estos fines deben fusionarse. Para que tus ideas no sean un cúmulo revuelto de palabras, quédate cerca de la sencillez.
Sé tranquilo Vs. Sé apasionado
Fischli&Weis dieron a sus diez puntos en “How to work better” un puntito de ironía con este noveno. Ellos propusieron “Sé tranquilo” porque un alma creativa siempre es apasionada y se desborda. Es decir, tiene una cualidad que no suele ser conveniente en el ámbito de la empresa y los negocios, donde se prefiere la sangre fría y el tacto en favor de la productividad y la rentabilidad. Por eso cambió su “Sé tranquilo” por “Sé apasionado”, pues finalmente es lo que ellos quisieron decir, aunque lo hicieran irónicamente. La pasión es clave en el arte.
Hace unos días estuve con mis padres en El Barrio del Sacromonte de Granada, dentro del distrito del Albaicín, uno de los territorios más antiguos de España, cuna del Flamenco más autóctono. Allí estuvimos en la Venta El Gallo, una cueva donde fuimos espectadores de un show bastante chulo en el que nos complació un grupo de bailaores, cantaores y músicos, del que destacó por mucho una niña de apenas doce años llamada Claudia La Debla. A diferencia de sus compañeros en el escenario, Claudia consiguió que el público estallara en aplausos de emoción. ¿Cómo? Cada uno de sus movimientos en el escenario irradiaba pasión. Toda ella irradiaba una energía difícil de describir y solo comprensible cuando uno la ve bailar. Sus compañeros eran buenos, pero ella tenía pasión. Y esa pasión marcó la diferencia.
Sonríe
Si escribes o creas cualquier cosa es porque te gusta. Porque te apasiona, pues la actividad en sí misma da sentido a tu existencia. No te olvides de sonreír cuando estén en ello. Tu sonrisa es el canal a través del cual entra y sale la pasión de tu cuerpo. Déjale saber al mundo y déjate saber a ti mismo lo que sientes cuando escribes, cuando creas.
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