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El problema más habitual entre mis alumnos y tallerícolas seguidores, sigue siendo la incomprensión de un concepto clave en la construcción dramática: el conflicto. Siendo este los cimientos de cualquier historia que valga, me he dado a la tarea de identificar el conflicto en cuatro historias de Disney, para ayudarte a comprender de una manera fácil y amena este concepto que tantos dolores de cabeza te produce. ¿Quieres tomar consciencia de cuál es el conflicto en historias tan famosas y divertidas como Hércules, El Rey León, Luca y Buscando a Nemo?
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A pesar de que soy consciente del abundante mal que han hecho algunas pelis antiguas de Disney, sobre todo en lo que respecta al reforzamiento del machismo y el heteropatriarcado, no puedo negar que, desde que soy un crío, con cada nuevo estreno de esta productora, mis ilusiones crecen y consigue maravillarme.
Debido al gran impacto internacional que Disney y sus historias ha tenido en las diversas culturas de la humanidad, me doy a la tarea de repasar una selección de historias con las que he disfrutado y me he entretenido mucho, con el único fin de ayudarte a comprender el principio básico que hace funcionar las historias: su conflicto.
Aviso importante: esto está lleno de spoilers. Sigue adelante bajo tu propio riesgo. Si no has visto alguna de las películas comentadas, lo siento, haberlas visto antes. Otra cosa que puedes hacer, es pausar, ir a verla y luego volver aquí para que te la destripe, ya sin estrés.
Por otra parte: podría, ganas, no me faltan, hacer un análisis de carácter discursivo con más de una de estas películas, pero eso da para otro episodio en el que pueda centrarme en el poder comunicativo de las historias y la enorme responsabilidad que un autor o emisor asume al construirlas y difundirlas. Así pues, me voy a limitar a delinear las claves del esquema básico de construcción dramática en cuatro casos distintos. Señalaré al protagonista de cada historia, su objeto de deseo, las fuerzas de antagonismo generales a las que se enfrenta, la motivación que le empuja a la acción y la urgencia que le precipita.
Toma nota, porque tal y como sucede en estas historias, debería suceder en las historias que tú construyas. Lo que quiero es que seas capaz de verlo en historias que muy probablemente conoces bien, para que te resulte sencillo y, de igual manera, consigas asimilar qué es un conflicto y cuáles son las partes que lo constituyen.
El Rey León
Simba quiere ser rey, pero luego su deseo muta y quiere olvidar que ha matado a Mufasa, su padre, lo que le obliga a renunciar a su deseo inicial, creándole un conflicto de identidad. No puede olvidar que ha matado a Mufasa porque se lo impide el vínculo amoroso que tuvo con su padre, así como la distancia física; como recordarás, Simba salió huyendo del reino cuando su tío Scar le hizo creer que él era responsable de la muerte de Mufasa, cuando en realidad el asesino fue Scar. Simba crece al lado de Timón y Pumba en un paraíso, muy lejos del reino, donde su identidad se disocia de aquella que empezó a configurar cuando era pequeño.
En el reino Scar, que asumió el trono, hizo creer a todos que Mufasa y Simba habían muerto, pero Rafiqui, el gurú que dio la bienvenida a Simba recién nacido y tiene poderes de chamán, descubre que Simba está vivo y consigue encontrarlo, para así recordarle quién es y cuál es su lugar en el mundo: su reino.
La motivación de Simba, al comienzo, es simple: es heredero al trono, lo único que le impide ser rey es su juventud (la primera fuerza de antagonismo). Su motivación muta cuando Mufasa muerte, entonces necesita olvidar que ha matado a su padre porque no se siente capaz de cargar con la culpa, de ahí que le venga como anillo al dedo la filosofía Hakuna Matata de Timón y Pumba. Finalmente, cuando Rafiki hace aparición de nuevo hacia el final de la peli, Simba vuelve a cambiar su motivación, después de haber hecho catarsis: sólo volviendo al reino y luchando por el trono podrá honrar la memoria de su padre, además ahora le impulsa Nala, su amiga de la infancia, que se ha convertido en una hermosa leona con la que se ha liado en un tórrido romance.
El Rey León tiene tres de lo que a mí me gusta denominar ciclos dramáticos. Por eso al principio quiere una cosa, luego otra y luego otra. En cada ciclo, la motivación, la urgencia y las fuerzas de antagonismo mutan, según muta el deseo.
La segunda gran fuerza de antagonismo en el segundo ciclo dramático es su propia memoria; aunque ha puesto distancia de por medio y se ha intentado olvidar de todo, eso es algo imposible de olvidar, además de que olvidar toma tiempo y eso opera contra la urgencia que Simba tiene por borrar tal cosa de su mente. La tercera gran fuerza de antagonismo en el último ciclo dramático es su tío Scar, contra quien tendrá que luchar para recuperar el trono del reino; en este caso la urgencia deriva en que el reino dejará de estar sometido a la tiranía de Scar tan pronto como Simba consiga vencerlo.
El caso del Rey León es, sin duda, uno de los casos más interesantes de configuración dramática que he encontrado entre las historias de Disney.
Luca
Luca quiere descubrir la otra mitad de su naturaleza y el mundo humano, es mitad monstruo marino, mitad humano, pero sus padres lo obligan a mantenerse bajo el agua. Cuando sale del agua se convierte en humano y cuando se moja, en monstruo marino.
Lo motiva la sensación de que la vida no puede reducirse a la aburrida rutina de monstruo marino pastor, pues Luca se encarga de cuidar de una suerte de ovejitas marinas que pertenecen a su familia. Mientras lo hace, descubre objetos humanos que caen al fondo del mar, lo que incentiva su curiosidad, hasta que un día conoce a Alberto, un monstruo marino cuya vida es bastante distinta a la de Luca, pues él sí que entra y sale del agua con total libertad, asumiendo por completo su naturaleza y enfrentándose a las dificultades que esto le acarrea, ya que los seres humanos temen a los monstruos marinos y han creado leyendas que les tachan de seres malignos y peligrosos. Cuando Luca conoce a Alberto, la curiosidad que lo motivó se convierte en la adrenalina de experimentar por vez primera esa otra parte de su naturaleza que le obligaban a negar. Así, fuera del agua, Luca y Alberto se hacen amigos y juntos desean otra cosa: una Vespa. En este punto de la historia ambos personajes asumen la función protagónica, aunque el personaje más importante no deja de ser Luca. Comparten la misma motivación: la Vespa les permitirá ir a donde quieran, que en este caso es igual porque ambos se sienten atrapados en ese lugar del que temen alejarse por miedo a la reacción humana, lo que juega en su contra, es decir, es una fuerza de antagonismo.
La principal fuerza de oposición de Luca es su familia, que se niega a dejarlo descubrir su parte humana, pero también son los humanos, cuyo temor irracional y desconocimiento sobre la verdad de los monstruos marinos lleva a Luca y Alberto a moverse con sigilo, desatando una aventura muy loca y divertida que los mantiene discretamente inmersos en el mundo humano.
Para conseguir la Vespa, Luca y Alberto se proponen ganar una carrera cuyo premio les permitirá comprar una Vespa, allí conocen a Giulia, que cumple la función de ayudante y juntos crean un equipo para competir contra Ercole Visconti, el enemigo a vencer y la principal fuerza de antagonismo durante la etapa de la carrera. Como en el caso de El Rey León, en Luca también hay varios ciclos dramáticos que producen cambios en los deseos, motivaciones, fuerzas de antagonismo y urgencia que los personajes enfrentan. En respecto a la urgencia, que es el punto que faltaba por ver: Luca tiene prisa por salir a la superficie, porque entre más tarde en hacerlo, más se prolongará el suplicio de una vida en la que evade quien realmente es en su total realidad; cuando ya está fuera, la urgencia muta y tiene que ver con la necesidad de hacerlo todo fuera del mar, cuanto antes, para así volver a casa y que sus padres no se enfaden ni se enteren de que ha estado fuera; cuando se enfrenta a la carrera junto a Alberto, por supuesto, tiene que ver con la necesidad de entrenarse oportunamente para ganar y así no tener que volver a casa, donde sus padres seguro que ya no lo recibirán porque se ha mantenido fuera demasiado tiempo.
Buscando a Nemo
Merlín quiere encontrar a Nemo. Nemo ha sido capturado por un pescador y termina en la pecera de una dentista. Merlín tiene que aventurarse fuera de su arrecife, atravesar el océano y llegar a Sidney, a donde descubre que está Nemo. Lo motiva el vínculo paternofilial, pero también el hecho de que es el único de los cientos de hijos que engendró junto a su pareja. Todos: tanto su pareja como sus cientos de potenciales hijos, murieron a causa del el ataque de un tiburón. Nemo fue el único sobreviviente y, para colmo, una de sus aletas sufrió un subdesarrollo a casa de la fractura que el tiburón produjo en su hueva, antes de nacer. La principal fuerza de antagonismo de Merlín es su conservadurismo y cobardía. Sufre de estrés postraumático, ¿quién no temería a todo y en todo momento si le han matado a su pareja y a sus cientos de hijos? Nemo ha crecido con un padre sobreprotector que subestima sus capacidades. Más allá del conservadurismo y la cobardía de Merlín, en las profundidades del océano hay montones de obstáculos que habrá de librar si quiere encontrar a Nemo, entre los que destaca su interacción con Dory, una simpática pececita que tiene memoria a corto plazo y lo olvida todo tan pronto como sucede. La urgencia de Merlín reside en que las probabilidades de supervivencia de su hijo disminuyen conforme crece el tiempo que tarda en encontrarlo. Así, entre más tarde en dar con él, más probabilidades habrá de que no lo consiga o de que llegue demasiado tarde.
Hércules
El primer personaje que funge como protagonista es Hércules es Hades, quien desea derrocar a Zeus. Llegado el momento, los titanes que Zeus había mantenido presos, serán liberados por Hades y entonces tendrá una oportunidad para conseguir su propósito. Pero un oráculo de viejas le advierte, si Hércules lucha contra él, vencerá.
Para asegurarse de que Hércules no será un obstáculo, su principal fuerza de antagonismo, envía a sus esclavos a envenenarlo y matarlo, pero solo consiguen hacerlo mortal a través de una pócima mágica, permitiéndole así conservar el único don que le quedó de su naturaleza divina: la fuerza.
Lo que motiva a Hades son los celos. No está conforme con su tarea en el inframundo, él también en un dios, pero no goza del Olimpo. Ante el nacimiento de Hércules y el conocimiento de que podría ser la razón por la que no consiga vencer a Zeus, Hades tiene prisa por quitarse de en medio al crío y así librarse el camino cuanto antes.
Así comienza un nuevo ciclo dramático. Hércules es abandonado y lo encuentra una pareja de campesinos. Lo crían y son felices los tres juntos, hasta que Hércules comienza a sentirse fuera de lugar. Lo que da origen a su deseo: descubrir por qué es diferente. Lo repudian porque es un desastre controlando su fuerza y produce todo tipo de destrozos. No sabe que es un dios humanizado por obra del mal.
Entonces sus padres le cuentan que lo adoptaron y le entregan la medalla de los dioses que tenía puesta cuando lo encontraron. Este hecho desencadena la acción de la trama principal, en la que Hércules asume el protagonismo y afina su deseo: entender de dónde proviene, eso le llevará a entender por qué es diferente.
Zeus le cuenta su pasado, lo que resuelve directamente el conflicto que Hércules tenía. Esto abre un nuevo ciclo dramático, porque sin conflicto es imposible continuar la historia: Zeus también le revela la forma en que podrá volver al Olimpo, a donde pertenece por naturaleza divina: demostrar en la tierra que es un héroe verdadero.
Se fijan así nuevos objetivos: encontrar a Filoctetes, un sátiro que es entrenador de héroes, y teóricamente le enseñará a convertirse en un héroe verdadero. Pegaso y Hércules se reencuentran y enfrascan juntos en la nueva aventura. Lo que motiva a Hércules a partir de aquí es simple: restaurar su naturaleza divina para finalmente sentirse parte del lugar al que pertenece. Y le apremian las ganas. Lleva deseando sentirse así desde siempre, ¿por qué iba a esperar un solo segundo?
A Hércules se le opone la jubilación de Filoctetes, que ya está quemado porque ninguno de los héroes a los que entrenó llegó a convertirse en el mayor héroe de la historia, también el hecho de que Filoctetes no cree que Hércules sea hijo de Zeus, pero todo eso se arregla cuando Hércules demuestra su gran potencial y Zeus arroja un rayo contra Filoctetes que le recuerda que su voluntad está al servicio de los dioses. No debo obviar, sin embargo, que Filoctetes aún alberga en su corazón el deseo de convertirse en el entrenador del mayor héroe de la historia. ¿Te fijas cómo cada personaje tiene su propio deseo y motivación? Aunque siempre vamos a seguir, sobre todo, la trama desarrollada por el personaje que asuma el protagonismo la mayor parte de la historia. Ese es Hércules.
Para convertirse en un héroe verdadero, Hércules se somete a un duro entrenamiento que lo lleva a controlar su fuerza. Cuando está preparado se lanza a luchar. De camino a Tebas encuentra a un Centauro que acosa a Megara, una doncella en apuros a la que se propone rescatar, aunque esta no le haya pedido su ayuda y, de hecho, prefería no contar con ella. Allí Hércules pierde el foco, la belleza de Megara lo hipnotiza y se pilla por ella. Lo que Hércules no sabía es que Megara trabaja para Hades consiguiendo alianzas para su rebelión, a cambio de que Hades sacara del infamando a su ex, que había fallecido. Hades descubre que Hércules aún vive, detallito que sus esclavos habían mantenido en secreto. Así la trama de Hades se entrelaza con la de Hércules nuevamente. Hades crea un plan que involucra a Megara y busca vencer a Hércules, cuya única debilidad radica en su mortalidad. Aunque es muy fuerte, Hércules es humano y puede morir.
Buscando convertirse en un héroe verdadero, Hércules llega hasta Atenas, donde se vuelve famoso. Cree que ha cumplido su misión y vuelve al templo de Zeus para reconquistar su lugar en el Olimpo, pero Zeus lo desengaña porque ser famoso no es lo mismo que ser un héroe verdadero. Parecía que el conflicto de Hércules estaba casi resuelto, pero si se hubiera resuelto habría terminado la historia, razón por la que nace un nuevo ciclo dramático.
En la cumbre del estrellato, Hércules el frustrado se reencuentra con Megara, enviada por Hades para buscar debilidades que pueda usar en su contra para vencerlo. Con lo que no contaba Megara, es con que se iba a pillar por Hércules y convertirse en su única debilidad.
Filoctetes se entera de que Megara es cómplice de Hades e intenta prevenir a Hércules, pero ya es tarde, está loco por la chica y no escucha razones. Se enfadan entrenador y héroe. Escenario perfecto para que Hades aparezca de la nada y tiente a Hércules: si renuncia a su fuerza durante las siguientes veinticuatro horas, liberará a Megara, a quien supuestamente tiene prisionera. Hércules, que tiene mucho músculo y poca cabeza, acepta del tirón sin preguntar de dónde ha salido ese fulano con fuego en la cabeza. Así, el objetivo inicial de Hades, quien se presentó al comienzo como el protagonista, vuelve al ruedo. Se revela el vínculo entre Megara y Hades, lo que lleva a los amantes a desepcionarse.
Los planetas se alinean, los titanes son liberados y comienza la guerra. Dioses y titanes luchan a muerte. Grecia sucumbe ante el terror. Despechado por la traición de Megara, Hércules se entrega a la batalla sin ninguna esperanza. Megara libera a Pegaso, al que había encerrado Hades. Juntos: Megara y Pegaso buscan a Filoctetes (se proponen salvar a Hércules de la muerte, además de objetivo comparten motivación: todos quieren a Hércules).
Convencen a Hércules de que no se rinda. Este descubre que no le hace falta su fuerza bruta y le basta su audacia e intrepidez para vencer a un gran titán que casi le mata, pero la caída estrepitosa del titán derriba una columna que aplasta a Megara, cuando esta evita que la columna aplaste a Hércules. ¡Qué romántico y estúpido! ¿Verdad?
En un arrebato de amor, Hércules coge la columna y la levanta, recuperando su fuerza perdida por arte de magia. ¡Boom! Ya casi es un héroe verdadero y ni siquiera lo sabe, por primera vez hace algo que no es en beneficio propio. Ya te digo, mucho músculo y poca cabeza. Megara muere, pero lo hace gustosamente porque ama a Hércules. Por amor uno hace locuras, dice. Y lo dice con razón. El amor estupidiza en 99 % de las veces.
Como si no hubiera ya suficientes ciclos dramáticos, Hércules desciende al infamando para rescatar el alma de Megara, aun sin saber lo que ha sucedido con él cuando recuperó su fuerza (había recuperado su fuerza divina y estaba a un paso de volver a ser un dios). Loco de amor ofrece un trato a Hades, su vida por la de Megara, ella sale y él se queda. Hades acepta, pensando que Hércules morirá, pero cuando está a punto de morir, su naturaleza divina resplandece, dejando estupefacto a Hades y salvando el alma de Megara. Hércules ahora es un dios.
Megara resucita. Juntos van al Olimpo. Hércules es recibido por todos los dioses, que están felices de ver de vuelta al hijo de Zeus. Es un jolgorio.
Hércules estuvo dispuesto a cambiar su vida por la de Megara. Y a un héroe verdadero, explica Zeus, no se le conoce por la magnitud de su fuerza, sino por la fuerza de su corazón. Hércules ama tanto a Megara, que quiso dar su vida por la de ella. Esto devolvió a Hércules su divinidad y permitió su acceso al Olimpo, lo que lo llevó a enfrentarse a un último dilema, es decir, un conflicto que es la cereza del tremendo pastel de conflictos que ha sido la historia: ¿dejar de lado a Megara y renunciar a su amor? Megara es humana y él no. Ella no puede vivir en el Olimpo. Se niega a dejarla ir y renuncia a su divinidad para quedarse con ella en la tierra como un ser mortal. Después de todo, la aventura que vivió lo llevó no solo a comprender por qué era diferente, sino cuál era su lugar en la vida, el sitio al que pertenece.
Conclusión
Una buena historia siempre ha sido cocinada con los mismos ingredientes: un personaje protagonista, un objeto de deseo, una serie de fuerzas de antagonismo, motivación y urgencia. Dichos elementos pueden plantearse, desarrollarse y concluir una o varias veces en la misma historia, creando así una serie de ciclos dramáticos. Esto dependerá de la extensión de la historia, así como de su complejidad. El arte del narrador, del constructor y contador de historias radica en saber unir estos elementos para construir conflictos que sean planteados, desarrollados y concluidos, sin perder de vista que al hacerlo han de generar tensión e intensidad. Ahora solo me he centrado en el conflicto, pero hay montones de aspectos más que una buena historia contempla. Pero por algún lado hay que comenzar, ¿no?
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