👁️‍🗨️ 3 El proceso creador: la evaluación y sus criterios

Todos los proceso creadores se desarrollan en tres etapas generales: la formación del proyecto, los procesos de búsqueda y las actividades de evaluación. De nada vale que las ocurrencias sean muchas si después carecemos del talento para reconocer las buenas. Pensemos sobre la tercera etapa del proceso: la evaluación y sus criterios.

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Paul Valéry dijo que las tres cuartas partes de un trabajo bien hecho consiste en rechazar.

Un artista, un escritor —y si me apuran cualquier persona— se la juega al elegir su criterio de evaluación. Es la máxima creación de todos los autores, la más comprometida.

Seleccionar es la operación más arriesgada, por eso, la mayor creación de un artista es su criterio de evaluación, que le permite distinguir lo interesante de lo trivial, lo acertado de lo equivocado, lo valioso de lo vulgar.

Es el “gusto” propio de cada creador, un personal destilado de su experiencia, de sus conocimientos, de una elaboración crítica de las ocurrencias propias y ajenas, de un tenaz deseo de calidad, que va a dirigirle en la elaboración del proyecto y en las actividades de búsqueda.

Todo artista debe tener una idea propia acerca de lo que es ser un artista, acerca de su arte y acerca de su relación con la realidad. Y esto es más importante que sus habilidades técnicas.

Veamos el caso de Monet, el conocido pintor de los nenúfares. La gran creación de Monet fue su modelo para concebir la pintura, su criterio de evaluación: descubrió que lo importante no era la materialidad de lo real, su corporeidad, su forma, sino la luz.

Cuando la luz cambia, cambia la realidad entera. La pintura debe captar esa “impresión” fugaz. Su personal sentido estético —su gusto— determinó su proyecto pictórico.

Posiblemente su técnica no era mejor que la de los pintores académicos del XIX, pero lo era su gusto y su proyecto. Escribió: «Hay que saber captar el momento del paisaje en el instante justo, pues ese momento no volverá nunca.»

Pero el sol no se detiene. El paisaje cambia sin cesar. Emprende una carrera contra el reloj. Un día cuando llegó a casa atormentado después de estudiar el sol y los colores, después de esforzarse por fijar las impresiones en un trozo de lienzo durante diez horas de exposición al frío noruego, este hombre de casi sesenta años dijo: «El esfuerzo es excesivo. Y ¿qué es lo que quiero? Persigo un sueño… deseo lo imposible. Los demás pintan un puente, una casa, un bote y terminan. Yo quiero pintar el aire en el que se sitúan el puente, la casa, el bote… la belleza de la luz que los rodea».

Ese afán por captar lo instantáneo obligó a Monet a inventarse una técnica veloz y astuta. Se tenía delante de los motivos más dispares, pronunciaba algunas palabras de admiración, advirtiendo lo noble e imprevista que es la naturaleza. Una vez delante de su caballete, de entrada atacaba la pintura tras algunos trazos de carboncillo manejando sus largos pinceles con firmeza en el dibujo. Yuxtaponía y supoerponía con los crudos. Su paisaje estaba rápidamente encuadrado y podía más o menos quedarse así, tras la primera sesión que duraba lo que duraba el efecto, una hora a lo mucho. Siempre tenía dos o tres lienzos empezados: se los lleva y los cambiaba según el efecto. 

Pintaba apuntando a la velocidad con la que un obturador es capaz de capturar los matices de la luz.

Este proyecto de pintar las variaciones de la luz, alteró su percepción de las cosas. En un mundo muy cambiante, nuestros sistemas perceptivos y conceptuales están hechos para percibir lo permanente, lo estable y los parecidos. Nos pasamos la vida reconociendo rasgos semejantes, incluso en cosas que son diferentes. Tenemos poco talento para la variación y, por ello, no es extraño que la realidad nos resulte monótona. Ésta es la principal enseñanza de Monet: para quien es capaz de percibir la diferencia, la realidad aparece como extremadamente interesante.

Sin pretenderlo, Monet descubrió el antídoto contra el aburrimiento, que es la creación. Sólo ella nos libra de la inercia, la rutina, el desencanto y el aburrimiento.

¿Conseguiste superar la búsqueda, luego de plantear un proyecto, pero no das con los criterios que te permitan evaluar el abordaje de tu obra? Considérate afortunado, porque acaricias a ratos la magia del arte, pero hay que poseerla, no basta con verla de lejos o apenas acariciarla. Si necesitas ayuda, nos vemos en clase. ¡Ah! Y no dejes de compartirme en los comentarios en lo que andas enfrascado, leo y respondo todo.

Fuente: La magia de escribir, José Antonio Marina y María De La Válgoma (Plaza&Janés, 2010).