La enfermedad espiritual que padeces es contagiosa y ambos la poseemos

Israel:

Acabo de leer un verdadero ensayo de lo que es «una muestra de amor a corazón abierto». La cotidianidad de la vida, la baja capacidad de asombro, el pudor social que nos impone estereotipos y demás cosas del ello, impiden al ego, a nuestro auténtico yo, dar muestras de amor cariño y transparencia, a la manera en que lo has hecho en tu mensaje. Gracias por compartir estas intimidades conmigo, gracias por dedicar estas emociones a mí. Me honras y colmas de dicha con tan lindo, transparente y emotivo mensaje. Lamento no haberlo leído antes, cuando las emociones que al crearlo experimentaste, estaban en su éxtasis o clímax. Si dichas emociones te siguen invadiendo, ¡felicidades!, eres un maestro del arte de prolongar y vivir continuamente los bellos momentos.

Me has dejado racionalmente destrozado, no encuentro una manera inteligente, sensata y madura para responder a todos los planteamientos que en tu misiva me externas y planteas. Es precisamente el estado de shock emocional en el que me pones, tu ansiedad emocional y toda la inspiración que surge en ti a partir de nuestra pasada charla en el messenger y por teléfono. Son esas dos situaciones, las emociones tuyas y las mías; es precisamente eso lo que me lleva a responderte y decir que el amor sí es tangible, que se puede tocar y percibir de manera precisa. Más su manifestación supera las condiciones espacio temporales a las que nos hemos acostumbrado a vivir. La condición del amor va más allá de todo y a veces, por esa peculiaridad, dudamos de su existencia, esencia y plenitud.

Creo en la reciprocidad del estado de ánimo que te invade. Creo que es recíproco y mutuo el sentimiento que me externas. Tengo ganas de verte, de conocerte aún más y de dar rienda suelta a este caudal de emociones que no puedo ni debo contener. Me haría daño quedarme con esto, y sería un egoísta por no brindártelos a ti, causa externa de estos sentimientos. Quiero, deseo, busco; verte pronto y estar contigo. La enfermedad espiritual que padeces es contagiosa y ambos la poseemos.

Más o menos atino a percibir la línea esquemática de la novela que lees; pero no capto del todo sus particularidades, mucho menos, puedo empatizar con las emociones de los protagonistas. Sin embargo, hay algo que me parece maravilloso: «has podido equiparar, has encontrado en la novela un referente a tus inquietudes y estados emocionales. Eso es maravilloso, pues dice muchas más cosas de las que me hablas.

Cuando mencionas lo del «nuevo discurso amoroso», a partir del internet. Yo lo interpreto como que se trata de la misma jeringa, pero con distinto bitoque. La esencia del amor no ha cambiado, lo que cambia es el vehículo en el que la damos a conocer o la velocidad en que la podemos externar, pero «sigue siendo el mismo encuentro emocional entre un yo y un tú para convertirse en un nosotros». Es más o menos así como lo veo. Ya tendré la oportunidad de compartirlo contigo ahora que os veamos.

Brevemente te comparto mis actividades.

El viernes debí llegar a casa de mi madre. Ella no se encontraba y quedé con un primo. El sábado por la mañana di una vuelta por el centro de Xalapa, inusualmente fui a un baño público, acá no hay de los que hay en otras ciudades. Se trata de un vapor, el único de la ciudad, al que hombres y mujeres acuden con cierta esperanza terapéutica o relajante. En tiempos de estiaje se convierte en una alternativa en caso de no haber suministro de agua a las casas. Por la tarde comí con mi primo, ya había regresado de trabajar, y con un amigo mutuo. Los 3 somos de ambiente. Así que ya te imaginarás lo que es ponernos al corriente con los acontecimientos. Por supuesto que fuiste tema de mi conversación. Los tres nos manifestamos inquietos poro conocer más de ti. Obvio que yo más.

Por la tarde llegué con una de mis hermanas y con ella acompañamos a su hijo, mi sobrino, a una ceremonia en el colegio de arquitectos de Xalapa. Era la premiación sobre un concurso de escultura urbana que simbolice el bicentenario de la independencia y en centenario de la revolución. Fue un emotivo evento, ya que mi sobrino y su equipo de trabajo, todos arquitectos, ganaron el primer lugar con una hermoso diseño, el que mejor llenaba las expectativas de la convocatoria.

Ayer domingo salí a desayunar con una amiga de antaño, por la tarde estuve en casa de mi primo, vimos un par de películas y platicamos, para finalmente venir a casa de mi hermana. Como ella y mi sobrino, son un poco adictos al internet, mal de familia, no tuve la oportunidad de tener desocupada la PC y por eso no había leído tu mensaje. Hoy que ambos se han retirado a sus labores, la PC es para mi solito y por eso puedo mandarte este extenso mensaje.

Israel, te comparto que hoy salgo para un rancho, allá no existen estas modernidades de la cibernética y no podremos estar muy comunicados, en cuanto me sea posible te escribiré nuevamente. Un abrazo,

Gustavo.

Ago08