Hoy, a través del Manifiesto de los escritores que solo quieren escribir, levantaré la voz por todos aquellos aprendices a los que a veces los prejuicios y la falta de dominio del oficio los lleva al ostracismo, la desesperanza y la procrastinación. Levanto la voz con la intención de convocarlos a todos y que juntos recordemos qué significa ser escritor. La unión hace la fuerza. Juntos podremos combatir la tontería que nos nubla la mente y nos lleva a escondernos en el mismo cajón donde guardamos los textos que escribimos.
Si estás leyendo esto existe una muy alta probabilidad de que te estés enfrascado en un proceso de formación como escritor. Lo que significa que, detrás de esa vocación literaria que te impulsa a descubrir los entresijos del oficio, se esconden montones de prejuicios que terminan convirtiéndose en obstáculos para escribir.
Sé de lo que hablo porque yo mismo los he sentido y he tenido que combatirlos. Y algunas veces hasta sufrirlos, porque emergen desde tu interior con fuerza y muchísima falta de sentido.
Mi intención es que unidos demos un paso adelante en el reconocimiento de la naturaleza de nuestra vocación, de tal modo que podamos entregarnos al ejercicio de escribir, libres de todo prejuicio y llenos de felicidad por el simple hecho de hacer lo que nos gusta. Por eso me di a la tarea de recrear este:
Manifiesto de los escritores que solo quieren escribir

1 Escribir ilumina. No me voy a oscurecer para gustar a los poetas malditos
Creemos que debemos parecernos a los escritores oscuros y deprimidos que leemos y llegamos a conocer. Gente no por ello menos talentosa, pero que aprendió a crear desde su miseria y oscuridad. Tu misión no es posturear y parecerte a ellos tanto como puedas, más bien mírate a ti mismo, reconócete y encuentra las cualidades de tu personalidad creativa que ya te están convirtiendo en un artista, úsalas para desmarcarte y cimentar tu estilo en ellas, ilumínate e ilumina al mundo entonces.

2 El ego no me sirve para escribir. Escucho y aprendo
Si de verdad quieres aprender a escribir, cuando compartas tus textos por primera vez realiza un ejercicio que sin duda te ayudará. Es duro, pero muy efectivo: consiste en calla. No digas nada, absolutamente nada. Deja que el texto hable por sí mismo y permanece muy atento a lo que dicen tus lectores, ya sea durante o después de leerlo. Generalmente, las opiniones de los demás te ayudarán a comprender objetivamente qué estás haciendo bien, pero sobre todo a identificar lo que puedes hacer mal. Esto no será posible si dejas a tu ego que salga en defensa de tu trabajo. Ponle un bozal a tu ego, contenlo con fuerza y escucha, nada más. Luego reescribe. Será mejor si no das réplica a tus lectores, al menos mientras te encuentras en un periodo formativo. Eso significará que te asumes como aprendiz y respetas el esfuerzo del lector, así como tu propio esfuerzo, sin creer que solo por escribir ya eres capaz de deslumbrar a todos con tu arte.

3 Para ser escritor solo necesito escribir
Una cosa es ser un buen escritor, otra ser escritor. Escritor es el que escribe, así de simple. Como cocinero, el que cocina, limpiador, el que limpia o deportista, el que hace deporte. Ahora bien, no porque hayas comenzado a hacer deporte, estarás en disposición de ganar una medalla de oro en las olimpiadas. Pero reconocerte como deportista o, como escritor en este caso, ya es un gran paso, sobre todo si aspiras a ir las olimpiadas o conseguir que tu obra literaria trascienda. Si escribes ya eres escritor, asúmelo. Y ahora plantéate, ¿hasta dónde quiero llegar? Cualquier meta es buena, porque igualmente escribirás para alcanzarla. Y de eso se trata todo esto, de escribir y disfrutarlo.

4 Hay cientos de escritores mejores que yo, ¿y?
En función de la meta que tú quieras alcanzar con la escritura, reconocerás qué tan alta es la montaña que debes escalar y qué tan duro el esfuerzo para alcanzar la cima. Y en el camino siempre habrá mejores alpinistas que tú, subirán más rápido, con aparente menos esfuerzo, demostrarán tener una condición física estupenda y mucha más determinación que tú. ¿Y?
Para entender este punto me gusta poner como ejemplo las maratones que se realizan en cualquier ciudad del mundo. Es fácil reconocer al ganador: adelanta pronto al grupo y alarga la distancia entre él y los demás. Se trata de una carrera, ¿cierto? Todos quieren llegar a la meta y el que lo haga primero se lleva un premio. Las primeras veces que vi una de estas maratones por la tele pensé: ¿por qué la gente se empeña en participar en semejantes odiseas si es obvio que no ganarán? La única respuesta que encontré fue: para ellos no es importante ser el primero, es importante ser. No importa cuánto tarden en llegar a la meta o qué tanto esfuerzo les requiera, lo que les importa es correr y sentir a tope la energía que genera en sus cuerpos el acto de correr. Quizá un atleta en las olimpiadas intente, por todos los medios, conseguir una medalla, porque si no no se habría dedicado en cuerpo y alma para ir a competir a las Olimpiadas, pero, ¿y toda la gente que se apunta a los maratones civiles? ¡No necesitan el reconocimiento de otros! ¡No necesitan ganar la carrera! Solo necesitan correr. ¿Lo pillas? Lo importante es escribir, punto. Qué tanto tendrás que esforzarte para escribir dependerá siempre de qué tan alta es la cima de tu montaña vocacional. ¿Hasta dónde quieres llegar escribiendo?

5 Escribo, aunque no sepa escribir, para eso escribo, para saber
Si no sabes escribir lo normal es que al escribir lo hagas fatal. ¿Y? El miedo al ridículo es un obstáculo innecesario en tu camino hacia la escritura plena y fructífera. Acepta, ahora mismo y sin temor, que estás aprendiendo a escribir y, por lo tanto, vas a equivocarte mucho. Más de lo que puedes ahora siquiera calcular. Pero qué más da. Para eso escribes, porque quieres aprender a escribir en condiciones. Solo haciéndolo, aunque sea mal, llegará el día en que consigas hacerlo mejor. Tanto que ya no querrás dejar de escribir, no solo porque te sientes genial mientras lo haces, sino porque también los demás se sienten genial cuando te leen. Escribe sobre tu pudor, solo así conseguirás arrancártelo. Mira por ejemplo esta chiquita, se le ve segura de lo que hace:

6 No tengo que ser famoso ni publicar
En la vida, como en la escritura, cada uno tiene sus fines. ¿Cuáles son los tuyos? A lo largo de los casi ocho años que llevo impartiendo clases de creación literaria, he conocido gente que escribe por muy diversas razones: algunos no salen nunca de las cuatro paredes en las que están cómodamente a salvo y siguen escribiendo por ellos y para ellos mismos, porque eso les hace felices; otros solo escriben para una persona, impulsados por el amor, otros para un grupo de estudiantes, impulsados por el deber, otros para sus clientes, impulsados por el mercado y pocos, los más vocacionales, escriben para ser leídos, es decir, para establecer un vínculo de comunicación abierto y bidireccional con las personas, más allá de un círculo cercano. ¿Por qué? Depende: algunas veces quieren proponer un cambio en la sociedad, otras hablar sobre los valores de su familia o desatar el debate en torno a un tema específico sobre el que tienen su propia postura. Las razones son tan diversas como los propósitos. Y para cada propósito hay un medio. La publicación y la fama, particularmente la fama, no son medios que necesariamente utilicen las personas a las que he instruido, conozco y escriben. La publicación, en cambio, aunque muchos no lo reconozcan, suele ser deseada y a veces vista como un imposible que, de tan lejano, amarga. En resumen: ¡puras tonterías!
Para escribir no te hace falta ser famoso o publicar. La fama y la publicación te podrían ayudar a alcanzar alguna de tus metas. Pero ¿cuál es tu meta? Identifícala. Entonces y solo entonces deberías pensar en ello y trabajar para conseguir que te publiquen o hacerte famoso. Lo más importante aquí, en realidad, es el fin, tú fin. ¿Para qué escribes? Te conviene saberlo, así podrás evadirte de la ansiedad de no publicar o ser famoso. Y si al entender para qué escribes descubres que publicar o ser famoso te ayudarán, entonces ponte a ello, antes simplemente escribe.

7 Escribir es guay, no así escribir para que los demás crean que soy guay
Son muchas las personas que vienen a mí diciendo que quieren escribir, que les atrae el mundo literario y sueñan con él. Este perfil de persona no suele tener la menor idea de lo que significa o implica escribir, básicamente porque no escriben. Encuentran, sí, en el mundo de la escritura y la literatura un escape lleno de aparente glamur: sus sueños e ilusiones se resumen a sentirse valorados por un público que les aplaude, les escucha y les pide que le firmen su libro.
Todo esto es guay, lo sé porque he podido vivirlo. Pero publicar, presentar tu obra o firmársela a un fan nunca ha sido mejor que enfrascarme en la creación de una obra. La energía que se desprende de esas actividades, que nada o poco tienen que ver con la creación literaria, es efímera e intrascendente.
Tenemos tan idealizada y mitificada la figura del escritor, que nos encanta ponernos la etiqueta para presentarnos a los demás y así conseguir que piensen que somos guays. Es decir, que otros depositen valor sobre nosotros, para que así nosotros podamos valorarnos. Si lo haces quizá consigas que algunas personas piensen, en efecto, que eres guay, pero no lo harán por mucho tiempo porque para ser escritor hace falta realmente escribir. Piénsalo, es triste, ¿no?
Deja que el ejercicio de escribir te invada de pasión y entusiasmo, si lo haces no solo reconocerás el placer, la satisfacción y sensación de autorrealización que produce tu esfuerzo, lo cual ya es en sí mismo muy guay; también puede que descubras que has ayudado a otros a crecer, sentir, pensar o autorrealizarse a través de tus palabras. Eso, inevitablemente, regresará ti de una forma incluso más guay de lo imaginas. Pero en el centro de todo estará tu escritura, tu vocación literaria, no tu falta de autoestima.

8 Escribo desde el desamor, con rabia, amor, ternura y alegría
Cualquier emoción es buena como punto de partida, si lo que quieres es escribir. No dejes que tus emociones se conviertan en obstáculos. Si estás triste: escribe. Si estás contento: escribe. Si te ha dejado tu novio: escribe. Si acaba de morir una persona importante: escribe. Si te acaban de despedir del trabajo: escribe. Si te vas a casar: escribe. Cada emoción te llevará a crear textos muy distintos, tanto como la propia naturaleza. Las personas necesitamos de esos abanicos diversos porque nos enseñan a vivir. Gracias a que otros convierten sus emociones en letras podemos entender la vida misma y nos atrevemos a navegar por sus mares rabiosos. No dejes que tus emociones te sobrepasen. Conviértelas en tus herramientas de trabajo, en tu fuente de inspiración. Cuando un texto está lleno de emoción es capaz de hacerla sentir a otros. Que tus emociones sean premisas, no baches.

9 No tengo que pasar hambre ni ser un borracho para ser escritor
Uno de los estereotipos más comunes del escritor es el del bohemio borracho y depresivo que, entre resaca y resaca, escribe. Algunos escritores han sido así, con y sin éxito. Algunos escritores lo siguen siendo. Pero su estilo de vida, aunque sin duda influye en su literatura, no tiene por qué guardar relación con la calidad o capacidad de trascendencia de sus letras. Lo que quiero decir es que no hace falta identificarse con ese o con ningún otro modelo para ser escritor. Como he dicho antes, para ser escritor esencialmente hay que escribir. Si te interesa tu personalidad creativa porque reconoces que es el origen de tu estilo, te conviene adentrarte en ti mismo e iniciar un viaje de autorreconocimiento en el que descubras cuáles son las cualidades de tu persona que podrían vivificar tu literatura.
El alcohol y las drogas no te harán más creativo y sí te producirán a la larga problemas de salud.

Por otra parte, ¿te has fijado cómo casi todo el mundo, cuando piensa en un artista, piensa inmediatamente que es pobre y probablemente lo será siempre? Es algo parecido a lo que se pensaba hace unos años sobre las personas gay: si lo somos entonces solo podíamos ser peluqueros. Absurdo, ¿verdad? Sin embargo, el estereotipo es fuerte. Es como si los artistas exitosos y que han conseguido mantenerse y vivir de su arte fueran casos aislados… Cuesta mucho romper los estigmas.
Ninguno de mis colegas escritores, entre los que puedo ubicar a mis Maestros, diría que dedicarse a la literatura es sinónimo de bonanza económica. Pero muchos de ellos también se han dado cuenta de que tarde o temprano cosechan lo que han sembrado. En la literatura, como en la vida, hay que tener carácter. Abrirse las puertas del mercado no es fácil para nadie. Pero en las librerías, en los medios, en el día a día podemos encontrar ejemplos de personas que se ganan la vida dedicándose a lo que aman hacer. El arte nunca ha sido un campo en el que abunden las oportunidades y la bonanza, pero el éxito económico depende siempre del enfoque y de los objetivos de cada persona.
Sin ir más lejos, hace casi nueve años que vivo en España. Desde entonces el 90% del tiempo me he dedicado a impartir clases en mi Taller de Escritura Creativa, leer y escribir. ¿Mi situación podría ser mejor? ¡Por supuesto! Pero me encanta lo que hago y aunque no tenga un coche del año tengo lo que necesito. Quizá un día pueda decir más, quizá un día pueda contarles que dejo de ser profe para dedicarme en exclusiva a escribir, mientras tanto ya disfruto mucho mi día a día, rodeado de libros y entregado a la literatura.
10 Promocionar y vender lo que escribo no es prostitución
Si te dedicas con ahínco y pasión a construir una bella obra literaria, tienes derecho a venderla para que otros la disfruten y tú recibas una recompensa que te permita seguir escribiendo obras. O, ¿a caso el pescador que echa sus redes todo el día no tiene derecho a vender sus peces para vivir? El pescadero, después de cubrir sus necesidades, volverá al mar a por más peces para ti.
No te dejes llevar por los prejuicios de la gente: si escribes para los grandes públicos porque aspiras a vender tu obra y a que esta sea accesible para mucha gente, ¡adelante!
No toda la literatura tiene que ser alta literatura. Y no pasemos por alto que también la alta literatura se vende, y muy bien.

Por cierto, si eres un autor novel te conviene asimilar que durante una buena cantidad de tiempo tendrás que promocionar tu obra sin apoyos o con un mínimo de apoyos por parte de tus editores. Hace tanto que la humanidad escribe y son tantos los escritores que han convertido su oficio y su nombre en una marca bien reconocida y un producto de calidad, que entrar en el mercado, hoy en día, más que nunca, es duro. Familiarízate con él y averigua cómo funciona. Si tienes claros tus objetivos sabrás encontrar tu propio camino.
11 Amo la página en blanco
La página en blanco es la mejor amiga del escritor, es la puerta de entrada al mundo literario. ¿Cómo no amarla?

12 Escribo todos los días
Para alcanzar tus objetivos en el campo literario necesitarás vocación, pero sobre todo necesitarás ponerte manos a la obra. Si escribes a diario, tu pericia crecerá exponencialmente y tu proceso de crecimiento se acelerará.

13 La vida es muy corta para escribir sobre cosas que no me importan
Y ya que te pones, por Dios, escribe únicamente sobre lo que a ti te importa de verdad. Si a ti te importa, le importará a los demás. No desperdicies tu vida dedicándote a contentar a otros. A través de tus letras, siempre que escribas sobre temas que en verdad te apasionen, conseguirás contentar a otros sin habértelo propuesto, gente que quizá ni se había planteado el tema que ti te vuelve loco. ¿Ya sabes sobre lo que vas a escribir?

Al firmar este manifiesto te comprometes a seguirlo. Sin estrés, a tu ritmo, respetando tus propios objetivos y metas. Te ayudarás a encontrar el contexto emocional y profesional que necesitas para enfrentarte a la creación literaria. Escritores del mundo, ¡unidos! ✍🏼
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