Más allá de la moral, donde está el amor. Y más cerca, claro, de Whitney Houston. Amén †

Hace unos días fui al cine a ver La llamada porque ya me habían hablado de la comedia musical que hace tiempo se representa en Madrid. No me había dado tiempo de compartirles la experiencia. Acabo de ver que mi querido Alvaro Prados​ tenía una foto de la actriz Macarena García en su time line de Facebook y me dije: ¿a qué esperas, Israelo? El mundo tiene que ver esta peli. Y nada, aquí me tienen para decir que ¡flipo! Quienes me conocen saben que hace tiempo empecé a trabajar en un nuevo proyecto narrativo a través del cual me acerco a la teología, a Dios y a la espiritualidad católica. Sí, quizá muchos de ustedes piensen: y a esta mariquita qué le picó. Pues nada, pasa que yo, como todas, crecí con Dios en la boca y en el corazón. Mi historia en ese terreno es larga y no pretendo contarla aquí, pero viene al caso porque el proyecto literario en el que me encuentro “trabajando” explora el tema desde una óptica que encuentro particularmente necesaria: la marica, como no podía ser de otra manera. Porque, ¡hello! Soy yo. Y así llega un día a mi vida La llamada, un musical muy pop, muy cómico, muy emocional y sorprendentemente místico escrito por una pareja gay a la que los medios llaman con gusto, “Los Javis”. Una historia, entre las pocas que empiezan a ver la luz a principios de este siglo XXI, a través de la cual consiguen recordarme un mensaje sencillo, poderoso y trascendental: Dios me ama tal y como soy. Si tú no tienes fe o si tus creencias son otras, quizá te resulte difícil entenderlo. Pero no importa… No necesitas entenderlo. Basta sentir y dejarse emocionar por esta comedia musical que, contrario a lo que podría pensarse, no hace una crítica feroz de las injurias institucionales del catolicismo (que las hay, y muchas) pero hace algo que a mi parecer es todavía mejor: ir a la raíz del escándalo evangélico de Jesús y construir una historia en total consonancia con esa revelación, fuente principal y fundamental de la fe. Más allá de las instituciones y de las personas. Más allá de la moral, donde está el amor. Y más cerca, claro, de Whitney Houston. Amén. † Y no se dejen engañar, detrás de esta historia no está la hipocresía eclesiástica, detrás de esta historia solo hay creadores inteligentes y sensibles, gente con un sentido crítico profundo y con una gran capacidad para hacer que pensemos también en nuestra espiritualidad y la manera en que nos relacionamos con Dios, sin obviar nuestra naturaleza diversa y haciendo énfasis en el amor. La llamada (muy contrario a lo que hace pésimamente la película mexicana Pink, subvencionada por el conservadurismo más carca que existe; un ridículo esfuerzo de adoctrinamiento católico), es una película inteligente, humilde y divertida que hace vibrar los corazones y nos recuerda que Dios está allí y nos ama, mariquitas y todo.

★★★★★ Hiper Mega Guay,
(si te gusta la comedia musical y tienes ganas de emocionarte).