Mis días sin ti son asquerosos…

Mis días sin ti son asquerosos, detesto pasar tanto tiempo en casa. Desde que te conozco las vacaciones no me sientan bien, son días de horroroso hastío, de agobiante desesperación.

Apenas logro distraerme navegando, leyendo a Shekespeare y mordiéndome las uñas. Por ejemplo, ayer fui a mi encuentro con un desconocido medio conocido. Daniel se llama, estudia letras y es amante de la literatura. Junto a Gloria, una de mis primas más pequeñas, fuimos a escuchar el tocar de un piano y la voz de un barítono. La pasamos bien pero, nada de eso me llena.

Sin ti mi vida no cobra sentido, por eso conforme avanza el tiempo y estás más próxima a la lejanía, caigo en el más profundo de mis miedos. Desde siempre he vivido en ti, junto a ti, aprehendido a ti, y ahora me dejas poco a poco porque ya subí todos tus escalones y conocí tus recovecos. Y yo, sin dejarte aún estoy, cuando tú más próxima a olvidarme te encuentras; sin importarte: desde hace años viajo día a día, sin incumbir distancias, hasta mi encuentro contigo.

No me alejes, me gusta cuando en tus esquinas fumo y te fumo. Porque si me dejas me obligas a conocer a otra, o peor aún, a no conocer a nadie. ¿Lo que querías de mí ya lo tienes? Estás ya satisfecha, eso será… O quieres deshacerte de mí porque ya esperas otro que remplazará mi lugar…

Cruda me haces sentir. Desgarra mi mente desde hace días. Me hace pensar y seguir alejándome, no sólo de ti, sino de otras circunstancias igualmente difíciles. Que si cuando terminemos habré terminado con el otro, que si cuando termine con ambos habré conseguido otro más. Es un lío. Tengo miedo.

Mientras, conservo la necesidad de sentirte más cercana, para llegar hasta ti sin trinar, sin correr, sin empujar. Para, utópicamente, terminar con el otro mientras termino contigo; todo para no sentirme en continua pérdida de horas y minutos que jamás volverán; y encontrar a ese otro que debo, al concluir con ambos. Y no deja de ser una utopía. Entre más lo pienso, más me hundo y tengo miedo.

Ahora ni Romeo y Julieta calman mis ansias de verte otra vez, fría por las mañanas y tibia por las tardes. Ardo en deseos de pisarte de nuevo, aunque de ti mis mágicos anhelos desaparezcan poco a poco, como se están perdiendo los del activismo. Anhelos, por cierto, que trataré de estirar unos meses más, para legar así tres años de mi vida a ese otro u otra que viene a tomar mi lugar.

¿Cómo dejarte? ¿Cómo alejarme de ti cuando tanto te amo y necesito? UAM.X, te quiero toda, siempre.

Ago07