¿Para qué leer cuentos y novelas?

No pocas veces me ha tocado escuchar, sobre todo a personas que se mantienen distantes al arte y que no comprenden su función, que la lectura de cuentos o novelas es básicamente un entretenimiento y que sirve para evadirse de la realidad. 

Cuando he llegado a escucharlo me siento profundamente incomprendido y por eso pienso que es necesario, hoy más que nunca, que estamos rodeados de múltiples formas de consumo de historias, entender para qué sirve leer ficción a través de cuentos y novelas. Porque no, no solo es una actividad para el entretenimiento y la evasión, que puede ser, pero no solo es eso. Es más, muchísimo más.

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Cuando digo leer me refiero a la vieja y placentera labor de sentarse en un cómodo sillón, acompañado por alguna rica bebida, a recorrer las líneas de un montón de páginas impresas; no a ver series en Netflix o ver películas en el cine. Consumir historias audiovisuales también es una forma de leer o interpretar, dirían los académicos versados. 

Pero nuestro cerebro reacciona de formas distintas cuando consume historias escritas, y aunque puede haber algunas coincidencias, en general cuando se leen textos, podemos hacer una digestión pausada y reflexiva de las ideas, conceptos y hechos. Algo que una historia audiovisual no te deja hacer porque normalmente no hacemos pausas para pensar en lo que está pasando, en cómo está pasando y por qué.

Al leer textos realizamos un ejercicio de interpretación más profundo y coherente, básicamente porque no tenemos que salir corriendo del libro cuando las luces del salón se enciendan, o no tenemos que soltar el libro en unas pocas horas, porque lo hemos comprado o lo hemos pedido prestado el tiempo suficiente para digerirlo en paz y a nuestro ritmo. Y tampoco nos condiciona la opinión de la gente que nos recomendó el libro o que lo está leyendo literalmente junto a nosotros y a la misma velocidad.

La lectura pausada de textos nos permite sacar al ejercicio muchas utilidades, es un ejercicio solitario y muy introspectivo que nos enriquece y nutre a la vez. Hoy voy a enumerar al menos diez razones para responder a la pregunta que mucha gente se hace: ¿para qué sirve leer cuentos y novelas?

  1. Para conocer lo que opinan los autores sobre un tema y así ayudarnos a construir nuestra propia opinión

    A veces podemos sentirnos inseguros o ser completamente ignorantes sobre una realidad de la vida. Las historias tratan muy diversos temas, algunos de ellos pueden a veces salirse de nuestra comprensión o simplemente no estamos habituados a tratarlos en el contexto social en que nos encontramos. Al leer esas historias y con ellas las opiniones que tienen sus autores sobre el tema tratado, podemos construirnos una opinión propia al respecto. Es como tener una conversación profunda. ¡Muy constructivo!
  2. Para deleitarnos con las delicias de sentir y emocionarnos, lo que nos permite vivir también en la ficción, además de vivir en la realidad

    Una cosa maravillosa de los buenos cuentos y las buenas novelas es que nos hacen sentir y emocionarnos. Sus dramas son capaces de enfrentarnos a la obra como si se trata de un problema propio. Y reímos o lloramos con intensidad.
    Además de la vida, no conozco otro medio, además de las historias, que produzca en los seres humanos la misma experiencia. Y eso también se llama vivir. Se vive en zapatos ajenos, en los de los personajes, en su mundo, con sus pasiones y problemas, que pueden parecerse mucho a los propios. Y vivir así es un deleite.
  3. Para pensar y construir ideas propias que luego podamos comunicar

    Seguro que más de una vez has sentido que tienes la cabeza hecha un lío. Bueno, pues existe una forma estupenda de desenredar esa maraña de pensamientos que traes en la cabeza: leer un cuento o una novela. La lectura te permite reestructurar ideas porque consigues contrastar tus pensamientos con los de otros. Al hacerlo consigues organizar mejor tus ideas para que, eventualmente, seas capaz de comunicarlas.
  4. Para explorar la naturaleza de la condición humana

    Alguna vez habrás estado tan insoportable que cuando te miras al espejo te dices «Ni yo sé lo que coño me pasa.» Y eso es probablemente porque los seres humanos somos una especie harto rara que ni ella misma es capaz de conocerse bien. Por eso utilizamos el arte para explorar nuestra naturaleza y descubrir los entresijos de la condición que nos hace humanos y no orangutanes, aunque haya una micra genética de diferencia. Para entendernos necesitamos ir a lo profundo de nuestras pasiones, inquietudes, miedos y locuras. Necesitamos observarnos y reproducirnos, hacernos letras para ver si así somos capaces de entendernos.
  5. Para entender el mundo desde muy distintos puntos de vista

    Nos obcecamos fácilmente con la forma en que vemos el mundo. Sin darnos cuenta de que nuestra perspectiva es limitada y que la realidad es infinitamente más amplia y compleja. Las historias nos permiten acercarnos a esas otras perspectivas que nos llevan a tener una visión, si acaso, más objetiva de la realidad.
  6. Para comprender, conocer, tolerar o aprender a respetar

    Esa visión personalísima de la vida nos lleva a ser, a veces, intolerantes, opresores, idiotas, ignorantes y prejuiciosos. Afortunadamente, la literatura nos ayuda a quitarnos de encima toda esa mierda y convertirnos en persona más abiertas, empáticas y comprensivas.
  7. Para disfrutar de la belleza, en este caso de la belleza de las palabras

    Nos gusta entregarnos sin impedimentos a leer un cuento o una novela, no solo porque sus historias pueden ser apasionantes e intrigantes, también porque la forma en que nos las cuentan son particularmente atractivas y bonitas. La retórica, la fonética, el ritmo, la progresión de la acción, el simbolismo. Todo aquello que hace de un cuento o una novela, formalmente deleitoso, nos genera infinito placer sin apenas darnos cuenta.

  8. Para sacar conclusiones propias y aprender a aceptar y respetar puntos de vista diferentes al nuestro

    Lo que nos pasa a veces es que no sabemos qué pensar sobre determinado tema o realidad. Y buscamos referentes que nos orienten. Unos dicen que deberíamos pensar blanco, otros que deberíamos pensar negro. Pero nosotros, muy en el fondo, sentimos que deberíamos pensar azul. Y quizá tenemos razón, o quizá tenga razón alguien más. Leemos historias porque nos ayudan a pensar, a discernir entre las opiniones ajenas y las propias, hasta que llega el punto en que nos sentimos capacitados de sacar nuestras propias conclusiones. Y en el proceso, una cosa bonita que pasa es que terminamos entendiendo que no podemos hacer que los demás piensen como nosotros, quizá encontremos a unos cuantos que piensen como nosotros, pero siempre habrá gente que piense de otro modo. Y está bien. No pasa nada. Es respetable. Aprendemos a respetarlo y a vivir con ello. Nos volvemos incluyentes sin perder de vista nuestros propios principios y formas de entenderlo todo.
  9. Para detectar, criticar y luchar contra el autoritarismo opresor

    Quienes gobiernan, quienes dirigen y coordinan los medios de comunicación, también tienen bajo su control nuestro criterio, pues cuentan con los mecanismos para acondicionarlo hacia su propia conveniencia. Y eso pasa a veces, sin que nos demos cuenta, porque estamos acostumbrados a que sean otros quienes gobiernen y comuniquen. Si no hemos nacido en un ámbito que nos recuerde que nosotros podemos gobernar y comunicar, entonces simplemente nos dejamos gobernar y consumismos lo que sea que otros comuniquen. Lo digerimos. Y al hacerlo dejamos también que nos opriman y condicionen sin siquiera saberlo. Leer cuentos y novelas abre nuestra mente y nos ayuda a tomar conciencia de lo opresores que pueden llegar a ser los gobiernos, los medios de comunicación o cualquier instancia que ejerza un poder sobre nosotros. Leyendo nos capacitamos para ejercer la crítica contra ese autoritarismo opresor y aprendemos que si queremos, nosotros también podemos gobernar o comunicar. Y que si lo hacemos podríamos no cometer los errores que otros han cometido para oprimirnos. Es revelador. Un dato curioso. Hasta hace poco yo no sabía que durante los últimos años del franquismo en España estuvo censurada Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. ¿Quizá porque es una novela que criticaba duramente las dictaduras de América Latina?
  10. Para pasarlo bien y divertirse

    Empecé diciendo que leer cuentos y novelas no solo servía para entretenerse y evadirse. Pero es que leer cuentos y novelas también es divertido y nos hace pasar horas de mucho entretenimiento. Las buenas historias nos absorben como en una burbuja de la que no queremos salir, al menos si nada interrumpe nuestra lectura. Y esto es genial, pero no es la única razón por la que deberías leer cuentos y novelas. ¿Queda claro? ✍🏼