
Acabo de tener una pesadilla: mientras escribía unos cuentos que serían luego una serie de TV, me distraía mirando la ciudad de Barcelona a través de un ventanal, era algún año de la tercera década del siglo XXI. Y de pronto mi McBookPro (my poor baby) se quemaba: al centro unas teclas chisporroteaban y se le abría un boquete al teclado, dejándome con la mano a punto de clic y Guardar, para apagarse justo antes. Me desperté acongojado y llevándome las manos a la cabeza. Me incorporé en la cama y miré el portátil a la distancia. Supliqué porque no se me hubiera concedido el don de la premonición. Me es imposible volver a dormir, así que escribo.
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