
Ayer comentaba con una de mis alumnas lo trascendente que puede llegar a ser para un autor la escritura de su obra. Me refiero a una trascendencia que nada tiene que ver con el glamour de la presentación de un nuevo libro o con el regocijo de encontrarse publicado en la mesa de novedades de las librerías. Un gaje del oficio del escritor que normalmente no es explorado en los talleres de escritura creativa: escribir tiene el poder real de sanar a quien escribe. Y sobre eso vengo a hablar hoy.
✍🏼 israelpintor.com
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