🤷🏻‍♂️ ¿Por qué me rechazó el editor?

¿Enviaste tu manuscrito a un montón de editoriales y todas te rechazaron? ¿Sigues preguntándote por qué nadie apuesta por tu libro? Si has escrito un libro y llevas un tiempo queriéndolo publicar, te gustará saber cuáles son las razones más habituales por las que un editor rechaza un manuscrito, así podrás identificar cuáles son aquellos aspectos que aún están bajo tu control y puedes cambiar, con vistas a granjearte mayores oportunidades de aceptación; así como reconocer cuáles aspectos nunca estarán bajo tu control y, por lo tanto, hay que saber cómo gestionarlos.

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Un tallerícola me sugirió hace tiempo que hablara sobre este asunto. 

Supongo que habría hecho unos cuantos envíos y no había obtenido ni una sola respuesta positiva. Hace tiempo de esto, no soy capaz de recordar con exactitud la fecha en que tomé nota y me quedé con el comentario, confío que ahora Isidoro Ruiz, autor de dicho comentario, haya encontrado una editorial y su libro esté publicado. 

Pero si no fuera el caso, voy a compartirte (y al mismo tiempo compartirle a él) una lista de 19 razones comunes que un editor tiene para rechazar un manuscrito, aunque no siempre se tome la molestia de dar explicaciones a los autores que rechaza. Así, si tú también te enfrentas a este incómodo periodo del proceso creativo, podrás saber qué hacer al respecto o cuáles son los límites de tu poder. 

Empezaré diciendo que los rechazos editoriales no suelen estar acompañados de ninguna notificación o explicación. El silencio absoluto suele ser una de las respuestas más habituales. ¿Es rudo y puede parecer grosero? ¡Quizá! Pero eso te parece porque eres el autor y no el editor. ¿Sabes cuántos rechazos hace un editor? ¡Montones! Si respondiera a todos, en lugar de editar libros, estaría dedicado exclusivamente a escribir y enviar correos. La inmensa mayoría de las editoriales no cuenta con suficiente personal y dinero para dedicar esfuerzos a una actividad que no le genera ingresos. Incluso las editoriales grandes practican el silencio como respuesta típica; a ningún negocio le gusta perder dinero y tiempo.

Y esa es otra cosa que te diré: si no lo has empezado a hacer, debes entender y aceptar que una editorial no es una organización que realiza obras de caridad, es un negocio. A una editorial le interesa hacer dinero, como a cualquier otra empresa. 

Dicho lo anterior, estas son, a mi parecer, las razones más habituales por las que un editor rechazó tu libro:

1. El manuscrito tiene faltas de ortografía

El cuidado que hagas de tu ortografía es directamente proporcional al nivel de importancia que prestas a tu trabajo como escritor. Un editor traduce las faltas de ortografía de un manuscrito de la siguiente forma: «a esta persona no le importa un carajo lo que hace, ¿por qué me iba a importar a mí?»

2. No entiendes de gramática y sintaxis

No basta que tengas cuidado con las tildes y los dedazos. Cuando tu escritura es críptica, imprecisa y gramaticalmente caótica, lo extraordinario sería que un editor quisiera publicarte. El orden en el que las palabras se exponen, el sitio en el que pones o dejas de poner comas o puntos, puede cambiar radicalmente el significado de la oración. Esto es básico. Si no controlas esto, no controlas nada.

¡Ah! Y contrario a lo que imagina la mayoría, este no es un asunto del que se deba encargar un corrector de estilo. De esto se tuvo que haber encargado tu profe de lectura y redacción en la secundaria y tú mismo con lecturas y mucha práctica. Si reconoces que esta es una carencia, la única solución es aceptarla, aprender lo necesario y practicar mucho, hasta resolverla.

3. El formato del manuscrito es inadecuado

A veces el rechazo es consecuencia del formato del texto. Si el manuscrito usa tipografías jocosas o gráficamente innecesarias, pero además tiene un tamaño reducido y ningún espacio entre líneas, lo único que vas a conseguir es que el editor cierre el manuscrito a los pocos segundos de abrirlo. Leer un texto que no respira, que no es considerado con la vista de lector (un lector, además, al que hay que caerle bien y agradar), es un ejercicio indeseable en todos los casos.

Toma nota: Times, 12, interlineado doble, justificado a los márgenes. Todo lo que escribas y envíes a una editorial debería tener ese formato. Es estándar y lo acepta prácticamente todo el mundo.

¡Ojo! Algunas editoriales piden formatos específicos. Asegúrate de haber cumplido con esos requisitos, si los hubiera. Suelen publicarnos en sus páginas web.

4. Escribes sin estilo o imitando estilos de otros

A un editor no le importa solo la obra, también le importa el autor. Sobre todo cuando se trata de noveles. El mercado ya está lleno de escritores y escritoras harto reconocibles. En un mercado tan saturado es muy complicado abrirse un hueco, no se diga ya si esperas que eso pase imitando el estilo inigualable de otros autores y autoras que ya tienen un espacio propio en el imaginario de los lectores. Necesitas un estilo personal. Uno tan único y especial que pueda reconocerse desde la primera página. Eso sí atrae a los editores, lo contrario no.

También puede ser que escribas de una forma demasiado aséptica. Es decir, hay de todo menos estilo. Es todo muy frío, soso, impersonal. Correcto, pero sin alma. Pasa inadvertido y deja indiferente. Vamos, si hablamos de estilo lo que un editor querrá es que tengas uno propio y peculiar.

5. No dominas el género que propusiste

Quizá escribiste algo que pretendía ser, por ejemplo, una comedia romántica, pero en realidad no lo es. O quizá querías escribir un ensayo, pero tampoco lo es.

A veces ni siquiera tú eres capaz de definir lo que has escrito y eso para un editor no es nada atractivo, porque al evaluar tu manuscrito se preguntará cuáles son las formas propias y reconocibles de la obra que le ayudarán luego a presentarla y darle promoción. ¿Tú comprarías algo que en realidad no sabes lo que es? ¡Piénsalo!

El problema no es que hayas fusionado géneros o subgéneros, el problema es que digas que has escrito algo que en realidad no es tal y, encima, no sepas qué es realmente lo que escribiste.

6. El libro no es tan bueno como creías

A cualquier autor le cuesta asimilar que su obra sea un fiasco. Pero aunque sea una mierda tener que enfrentarse a este shock, a veces los rechazos no tienen más vuelta. Quizá tu libro es malo y punto.

No te limites a esperar comentarios de editores, busca la retroalimentación de otros profesionales que puedan ofrecerte una retroalimentación objetiva. Si evalúas que la obra requeriría de muchísimo más trabajo del que ya le invertiste, es probable que te convenga renunciar a ese manuscrito y volverlo a intentar. O definitivamente dar borrón y emprender una aventura creativa nueva y completamente distinta. Que no se te enquiste la vida en el primer manuscrito, no lo vale.

7. No tienes ni pajolera idea de argumentación y construcción dramática

Esta razón te importa, sobre todo si enviaste una novela o un libro de cuentos. Vamos a ver, la construcción dramática y la argumentación tiene unas bases, unos mínimos que exigen una inversión de tiempo y práctica a cualquier escritor. Si no has acumulado suficiente experiencia antes de escribir el libro que esperas publicar, lo más probable es que tu manuscrito no refleje dominio alguno de esos fundamentos.

Quizá tu prosa no sea mala, pero si no sabes construir y contar historias, tu retórica y qué tan hábil seas describiendo escenarios no van a convertirte en narrador.

8. Escribiste sobre algo que desconoces o no te apasiona de verdad

Es común que un escritor entusiasta, generalmente primerizo, se proponga escribir un libro sobre un tema o asunto que desconoce de manera profunda. Quizá elegiste el tema de forma circunstancial, o tal vez porque estaba de moda, en cualquier caso, la consecuencia de no escribir sobre lo que realmente conoces y te importa e implica personalmente, es que haces una representación inadecuada de esa realidad y terminas transmitiendo ideas imprecisas o totalmente incorrectas. Un editor percibe eso con bastante facilidad.

Para que no te pase habrás de refinar tu personalidad y perspectiva artística. Darle vueltas al coco y sostener largas y profundas conversaciones contigo mismo, hasta dar con aquello que en la vida te mueve de verdad y te empuja a construir ideas propias que luego, inevitablemente, necesitarás compartir a través de la literatura.

9. Formalmente es tan complejo que ni tú lo puedes explicar

Puede que se te haya pasado la mano enredando tramas y desorganizando el orden espacio-temporal. Suele pasar cuando te pones a escribir influenciado por obras fragmentarias y no lineales, también cuando tienes muchas subtramas abiertas.

El problema no es que hayas explorado las estructuras que rompen la linealidad, es que lo hayas hecho sin una justificación dramática y que encima no seas capaz de explicar y definir la estructura de tu propia obra. Considera que un editor necesita tener una visión totalitaria de la obra, incluso antes de ponerse a leerla. Si no puede imaginar o intuir tu propuesta estructural, ni siquiera después de haberte leído, ¿cómo esperas que lo haga un lector? Ningún editor apostará por un proyecto así, a menos de que sea la bomba y seas el próximo Julio Cortázar. Pero vamos, ya te digo que incluso en esos casos te va a costar encontrar a un editor que esté tan loco que quiera apostar por una obra con un alto grado de complejidad estructural.

10. Enviaste el manuscrito sin contemplar la línea editorial y conocer su catálogo

Las editoriales tienen catálogos y dichos catálogos colecciones. Puede ser que los libros que un sello suela publicar no se parezcan, ni mínimamente, al tipo de libro que tú escribiste, pero, aun así, lo enviaste. Lo que te convierte oficialmente en un acosador.

No te tomaste la molestia de evaluar si esa editorial podía realmente dar a luz tu proyecto, ¿por qué iba el editor a tomarse la molestia de evaluar un libro que no encaja con su línea editorial? Es justo, ¿no? El editor te atenderá en la medida en que tú le hayas atendido a él primero, desde tu casa, a solas, sin que lo molestes y te pongas pejiguera pidiéndole que te regale tiempo de su vida para leer tu manuscrito. A los editores les gusta saber que tu libro se parece, en algún grado y guardando las salvedades, a uno o más de uno de los libros que ha publicado.

11. Enviaste un email genérico a ochenta editoriales

El mundo editorial no es tan grande. Imagínate que hay cinco jefes. Todos reciben tu currículum y a todos les dices que te encantaría trabajar en su empresa porque su empresa es la mejor del sector y ellos son los mejores jefes. ¿Los cinco jefes creerán que eres auténtico?

Puede que el mensaje con el que hiciste contacto por primera vez haya sido demasiado impersonal. Se nota cuando no te importa en qué editorial se publique tu libro, mientras se publique. Eso lleva a pensar a los editores que no te importa tu carrera, lo que te importa es publicar ese único libro que escribiste. Recuerda, a los editores les gusta invertir en autores que sigan produciendo libros, no en libros que podrían pasar a la historia sin pena ni gloria.

12. Sólo enviaste tu libro a sellos grandes

Tu ambición es buena, pero puede llegar a ser demasiada si no has refinado tu oficio literario y estás esperando que tu manuscrito se publique en Planeta o en Alfaguara a la primera de cambios.

También puede ser que hayas alcanzado un buen nivel y que tu libro sea bueno, pero si no has publicado aún en otras editoriales pequeñas, e incluso si lo hubieras hecho, los grandes sellos se miran con cuidado a quién publican y por qué. Además de que suelen trabajar con intermediarios, como agentes literarios y otros editores.

No te corto las alas. Pero ten en cuenta que las grandes editoriales quieren grandes autores. Aspira a llegar alto, pero no esperes que te haga llegar hasta allí el sello de una editorial, allí solo llegarás por tus propios méritos literarios. Cuando consigas llegar a esas alturas, las grandes editoriales se van a pelear por ti.

13. No enviaste una propuesta editorial y una carta de presentación

Cuando envías un libro es necesario que lo acompañes de una propuesta editorial y de una carta de presentación. Es algo parecido al currículum y la carta que se envía al jefe que quieres que te contrate. Si no enviaste estos documentos junto a la novela, es como si no hubieras enviado nada.

Los editores no suelen abrir y ponerse a leer sin más los manuscritos que reciben. Sobre todo si se trata de autores desconocidos. Necesitan saber quién lo escribió y qué tipo de libro es, entre muchas otras cosas, de carácter económico y formal. Solo al saber este tipo de cosas el editor considerará si debería o no invertir tiempo y dinero en evaluar tu libro. Le estás ahorrando tiempo o le ayudas a gestionar mejor el tiempo del que dispone.

Si tu propuesta y carta de presentación le seducen, abrirá tu libro. De lo contrario, nada de nada.

Aprovecho para recordarte que si necesitas trabajar en una propuesta editorial y una carta de presentación, puedo ayudarte con ello a través de la Consulta al Dr. Narración. Eso, claro, considerando que el libro ya está genial y no necesita que le metas mano. En ese caso lo mejor sería que te enfrasques en un ciclo de Coaching literario.

14. La editorial no recibe manuscritos no solicitados

A veces el rechazo no tiene nada que ver contigo o con la calidad de la obra. Sencillamente, no trabajan con obras que ellos no hubieran solicitado. ¿Es triste? Sí. ¿Parece que se te cierran las puertas? No solo te lo parece, es que te cierran las puertas en las narices.

Si una editorial dice que no recibe obras no solicitadas, lo que te está diciendo es que las fuentes que utiliza para recibir y evaluar nuevos manuscritos no será nunca directa: entiéndase autor-editor. Estas editoriales utilizan esto como un gran filtro que les ayuda a reconocer libros y autores de gran calidad.

Si aspiras a publicar en alguna editorial que no reciba manuscritos no solicitados, te recomiendo cambiar de estrategia y empezar a buscar agente literario.

15. La editorial no tiene tiempo y dinero suficiente para leerte

No todas las editoriales gozan de personal y fondos para hacer un trabajo que requiere de fondos y gente para hacerlo en condiciones. Esta es la realidad de la inmensa mayoría de las editoriales, tristemente. Si te han rechazado puede deberse a esta simple razón. Considerar que a veces los rechazos no tienen nada que ver con la calidad de tu obra, es beneficioso y necesario, no te corta las alas y te recuerda que solo debes seguir tocando puertas o buscando alternativas.

16. La editorial calcula que tu libro no recuperará la inversión

Quizá tu libro sea bueno, quizá encaje en la editorial, pero quizá la experiencia de la editorial le lleve a creer que es demasiado riesgoso publicarte. Generalmente, un editor hace una prospección de ventas del libro que evaluó. Si el retorno de la inversión no es el que su empresa requiere, aunque el libro le haya gustado mucho, decidirá apartarlo o postergar la edición.

Si esto te llega a pasar la cosa no es tan mala, porque tu libro está bien, solo no ha encontrado el sello editorial idóneo para publicarse. Puedes celebrar porque te han respondido, te han dado una explicación y, lo más importante, han reconocido el valor de tu trabajo. Lo que no han podido es invertir dinero en ti y en tu obra porque si lo hicieran se irían a la quiebra. Tú no los llevarías a la quiebra, lo haría el balance de sus aciertos y errores económicos, es decir, las pérdidas y ganancias obtenidas de todo lo que ha publicado hasta ese momento. Algo que un escritor novel puede traducir fácilmente en una tragedia innecesaria, porque no piensa como el editor.

17. No es un buen momento para publicar tu libro

Bajo esta excusa caben muchos tipos de razones. No se puede asegurar que un editor quiera decir tal o cual cosa cuando responde a un autor de esta manera. Puede referirse al contexto social, político y cultural, quizá no es apropiado para el tema que aborda tu libro o la perspectiva que defiendes. También puede deberse a que no están de moda los libros largos, los libros cortos o los libros medianos. A que ese año tenían previsto publicar mayoritariamente libros de mujeres afganas o de cocineros que salen en la tele. Pero da exactamente igual. Ese editor está indispuesto y no tiene sentido que escarbes y descifres sus razones. Lo único que verdaderamente importa es que tu libro le importó lo suficiente como para considerar que lo publicaría en otro momento. Ya dependerá de ti si te merece la pena esperar o mejor sigues buscando a un editor que deje de poner excusas imprecisas.

18. El editor tiene referencias sobre ti, pero no son las mejores

Si no eres un primerizo y te ha dado tiempo a dar unos cuántos pasos en el mundillo literario, quizá has acumulado suficiente fama como para que los editores tengan referencias sobre ti. Esto generalmente es bueno, excepto cuando las referencias que tienen provienen de gente a la que no le caes bien o con la que tuviste algún problema. Tristemente, eso puede llegar a darse, porque el mundo literario no es tan grande y porque somos personas. No te esfuerces demasiado en averiguar si esta es o no la razón del rechazo, pero tampoco tendrás que darle muchas vueltas al asunto si caes en la cuenta de que los involucrados tienen vínculos contigo y comparten un pasado turbio.

Si recibes algún rechazo por razones como esta, no le des mil vueltas. Tu libro es bueno, encontrará editor tarde o temprano. También te digo que hace falta haber removido mucha mierda en el camino para que un editor tenga referencias negativas sobre ti, no te vendría mal replantearte la forma en la que conectas con otras personas dentro del campo literario. No digo que el problema lo tengas tú, pero, ¿y si lo tuvieras tú?

19. Eres desconocido y no has ganado ni un mínimo de reconocimiento

Finalmente, una razón común que pocos editores van a reconocer abiertamente es que no te conoce nadie y vender tu libro, aunque sea bueno, le resultará tremendamente difícil. Pasa tanto en editoriales grandes como pequeñas, pero si una editorial grande se interesa por tu libro porque es buenísimo, no le importará invertir dinero en darte a conocer.

Aquí podría enfrascarme en un debate, porque no falta gente que se indigna cuando le plantean ser más activo en redes sociales, trabajarse una página web y aparecer de vez en cuando en los eventos del gremio.

Es común que los autores piensen que su obra debería bastar. Y no es que les falte razón, pero la realidad del mercado es que sin demanda la oferta se queda en los almacenes. Y ¿qué dijimos al comenzar? Las editoriales son un negocio y quieren hacer dinero con tu libro. Si ellos hacen dinero, tú publicarás y quizá hagas algo de dinero también. Todos contentos.

Si eres completamente desconocido y no te has ocupado de darte a conocer ni lo más mínimo como escritor o escritora, que no te sorprenda que haya rechazos, sobre todo al comienzo de tu carrera. Solo en la medida en que acumules algo de experiencia y visibilidad, conseguirás atraer a los editores sobre tu figura artística y tu trabajo literario.

¿Esto significa que te deberías cotizar en las redes y buscar seguidores? ¿Quiero decir que sin seguidores en las redes ningún editor te va a pelar? ¡No! O sí, según como se quiera ver.

Más que seguidores piensa en lectores potenciales. Si las personas se interesan por tu actividad en Internet, en la que te conviene ser particularmente creativo, existen muchas probabilidades de que esas personas se conviertan en tus lectores. Al sacar un libro querrán leerte y comprarlo. Eso le interesa a un editor. Más que la cantidad, lo que importa es la calidad del público que se interesa en ti y en tu trabajo. ¿Estás obligado a esto? ¡No! Pero si quieres seguir evitando rechazos, considéralo. Digamos que podría sumarte algunos puntos.

Grandes autores que fueron rechazados

Dicho todo esto, no se te olvide que a Gabriel García Márquez le rechazaron Cien años de soledad unos años antes del boom literario. A Ernesto Sábato lo rechazó todo Buenos Aires cuando quizo publicar El túnel. Lo mismo pasó con El Aleph de Borges.

A J.K. Rowling le rechazaron doce veces Harry Potter. En busca del tiempo perdido de Marcel Proust fue múltiples veces incomprendida y rechazadísima, no podían entender que alguien describiera durante treinta páginas cómo da vueltas sobre la cama antes de dormir.

Agatha Christie insistió cuatro años hasta que consiguió que una editorial publicara su primera novela. El diario de Ana Frank obtuvo aproximadamente quince negativas antes de ver la luz. A George Orwell le dijeron que “las historias de animales no venden” cuando quizo publicar Rebelión en la granja. A Margaret Mitchell la rebotaron treinta y ocho veces seguidas antes de se publicara Lo que el viento se llevó.

A Joyce le dijeron que su Ulises era “escandalosamente obscena”. A Lolita de Nabokov la tacharon de “nauseabunda, incluso para un progresista”; y le recomendaron que la escondiera bajo una piedra durante mil años.

La historia de la literatura está llena de grandes autores que antes de publicar sus obras maestras fueron rechazados. O sea, que lo mejor será que te vayas haciendo a la idea de que el rechazo editorial forma parte de los gajes de este oficio y, por difícil que sea sobrellevarlo, es algo de lo más común. Si quieres que tus obras se publiquen, tarde o temprano, de lo único que te debes ocupar es de que sean buenas, estén bien escritas, sean originales y apasionantes. Es decir, céntrate en lo que verdaderamente importa: escribir como un pro. Lo demás se irá dando.

Espero que esta lista de razones te sirva para gestionarte mejor ante el rechazo editorial. Me gustará saber tu experiencia si alguna de las razones expuesta no contempla tu caso. Déjamela saber en los comentarios. Quizá podamos añadir alguna nueva razón a la lista.