Ramon García

★★★★★ «Un amigo literario me recomendó las clases de Israel. Desde el minuto uno Israel se compromete con el alumno. Disecciona tus neuronas, abre las cortinas de la mente y tras un proceso lento pero a paso seguro, logra que tu imaginación alcanze mundos que jamás creías que existían. Te hace pensar y pensar, relacionando cada frase, cada palabra, cada escena con el conjunto de la obra. La lógica causal, la precisión de la palabra elegida que le da un sentido u otro a lo que se escribe, diferenciándolo de lo que se pretendía decir. Asistí tanto presencialmente como on line a las clases. Mi forma de escribir está cambiando. Ojo. Nadie dijo que fuera fácil. Ya que es una mezcla de irritación, placer, paciencia, impaciencia, alegría, cabreos, fases «depre» hasta que sin darte cuenta, tu propia mente, tu propia lógica y sentido común se transforman hasta el punto en que escribir se va convirtiendo en una tarea creativa, ardua, pero placentera. Además, Israel («El profe» le llamo), es un individuo sincero, directo, es fácil conectar con él, amable, educado y, sobre todo, un grandísimo profesor y escritor.» Ramón García, Sevilla.

★★★★★ «Un amigo literario me recomendó las clases de Israel. Desde el minuto uno Israel se compromete con el alumno. Disecciona tus neuronas, abre las cortinas de la mente y tras un proceso lento pero a paso seguro, logra que tu imaginación alcanze mundos que jamás creías que existían. Te hace pensar y pensar, relacionando cada frase, cada palabra, cada escena con el conjunto de la obra. La lógica causal, la precisión de la palabra elegida que le da un sentido u otro a lo que se escribe, diferenciándolo de lo que se pretendía decir. Asistí tanto presencialmente como on line a las clases. Mi forma de escribir está cambiando. Ojo. Nadie dijo que fuera fácil. Ya que es una mezcla de irritación, placer, paciencia, impaciencia, alegría, cabreos, fases «depre» hasta que sin darte cuenta, tu propia mente, tu propia lógica y sentido común se transforman hasta el punto en que escribir se va convirtiendo en una tarea creativa, ardua, pero placentera. Además, Israel («El profe» le llamo), es un individuo sincero, directo, es fácil conectar con él, amable, educado y, sobre todo, un grandísimo profesor y escritor.» Ramón García, Sevilla.