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Si estás escribiendo una historia y, de repente, te das cuenta de que no tienes idea de qué mensaje transmite o qué tema estás explorando, tranquilo. No eres el único. De hecho, es un problema común entre quienes están aprendiendo a contar historias de manera consciente. La buena noticia es que hay solución. La mala es que requiere trabajo, paciencia y dejar de lado ciertos miedos.
¿Por qué no tengo claro el mensaje de mi historia?
Uno de los errores más comunes al escribir es preocuparse demasiado pronto por el tema o el mensaje. Si desde el principio no tuviste claro qué querías comunicar y ahora intentas forzar un significado en tu historia, es normal que sientas que todo se tambalea. No puedes meter ideas a presión en una estructura que no fue diseñada para ellas.
El problema no es que tu historia no tenga sentido, sino que hiciste cambios en el conflicto central sin considerar que eso también modificaba lo que la historia podía comunicar. Si ajustaste la estructura y los personajes, es lógico que el significado también se haya movido. Lo que ahora necesitas es paciencia y observación.
La historia comunica, aunque tú no lo sepas
Aquí está el truco: toda historia comunica algo, aunque tú no tengas claro qué es. Incluso si no controlas el mensaje, el lector interpretará lo que considere a partir de lo que le entregas. Por eso, lo importante es que primero termines la historia. No puedes analizar un cuadro a medias, ni juzgar un plato de comida sin haberlo probado completo.
Una vez que tengas un borrador sólido, podrás leer tu propia historia y detectar qué tema y mensaje emergen de manera natural. A veces, descubrirás que la historia comunica algo diferente a lo que planeabas, y eso está bien. Puedes aceptarlo y pulirlo, o decidir hacer ajustes para que la narrativa exprese lo que realmente quieres.
No te bloquees, escribe
Si te obsesionas con encontrar el tema antes de terminar de escribir, te quedarás atascado en un limbo de inseguridad. Es mejor avanzar con la historia, dejar que fluya y después analizar su significado. Si al final el mensaje que transmite no te gusta, siempre puedes reescribir con más claridad.
Un escritor profesional no solo controla su historia durante el proceso de escritura, sino también en la revisión. La primera versión no es la definitiva. Es solo el primer paso para descubrir qué historia tienes realmente entre manos. Así que deja de agobiarte, escribe, termina tu historia y luego, con calma, descubre lo que realmente quieres decir.
Y, oye. No pasa nada si te cuesta entender lo que tu historia comunica. A veces necesitamos un espejo, una visión más objetiva que nos ayude a entenderlo. A través de mi Coaching literario te ayudaré a conseguirlo. ¡Pruébalo!
¿Tienes dudas? Déjame un comentario, los leo y respondo a todos.



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