Yo activista

Hace dos años comencé una historia que no ha llegado a su fin. Fue como ver nacer un hijo propio. ¿Cómo fue? Lo he repetido hasta el hartazgo: hizo falta únicamente un par de hojas de papel, plumones de colores e ideas transgresoras a punto de cocción. Desde entonces todo camina a marchas forzadas, desesperadas jornadas de trabajo y arduos esfuerzos sobrehumanos. En más de una ocasión me han dicho sin pena ni rubor, -Lo que haces tú y los que se dedican a lo mismo, lo puede hacer cualquiera. A esos comentarios jamás di respuesta, al escucharlos se iluminaba una sonrisa en mis labios. Si bien podrían ser comentarios certeros, la verdad no cualquiera hace lo que un activista es capaz. Véase la diferencia entre, cualquiera podría hacerlo y no cualquiera lo hace. Como yo, cualquier otra persona puede si quiere cambiar el mundo, poner el ejemplo, modificar esquemas, informar, etc. Todo depende de querer hacerlo y saber la importancia de estas acciones. ¿Por qué y para qué ser activista? Razones deben existir miles, cada quien sabe sus perversiones, como dicen los que saben. En mi caso dos razones me tienen trabajando a favor de los derechos y el respeto de y para la comunidad LGBT en mi universidad: servir y ayudar a quien requiera apoyo, orientación e información sobre temas de diversidad sexual y cambiar el mundo. Habrá quien me declare completamente loco, si bien la primera de mis razones parece una meta coherente y alcanzable, la segunda en definitiva está rebasada. Pues sí, estoy loco. Quiero cambiar el mundo y, posiblemente con el trabajo que vengo desarrollando en el mds-uam.x desde su comienzo a finales del 2004, lo estoy logrando. Paulatinamente, desde una sola trinchera, con los efectos y alcances posibles, pero lo estoy logrando; hace dos años de eso. Hace treinta años era impensable la existencia de movimientos universitarios pro diversidad sexual; peor aún era ver de la mano una pareja de gays o lesbianas. Hoy vemos más respeto y apertura, no solo en la calle, las escuelas y algunos medios de comunicación, sino también en los núcleos de la sociedad: las familias. Se lo debemos, sin lugar a dudas, a las personas que lucharon por la causa hace treinta años. Tal vez, como resultado del trabajo actual, el mundo en el que vivimos hoy, será  mejor dentro los siguientes treinta años. Y sí, desde el nacimiento del mds-uam.x el trabajo es cansado, requiere de dedicación, tiempo y hasta en ocasiones dinero; parece mentira, pero es tristemente un trabajo rayado en lo individual, es decir, lo hago casi solo. Y sigo, sigo y sigo hasta donde el cuerpo aguante, hasta donde es inevitable llegar. En menos de una cuartilla he logrado plasmar una realidad que pocos comparten y asumen, he descrito sobre todo cuestiones que desenmascaran una labor poco conocida desde la visión de quien la realiza. En estas líneas se leen a grandes rasgos los que podrían considerarse contras de ejercer la labor. La intención es desnudar la realidad, ponerla tácita y viva frente a los ojos de quienes dudan y se preguntan al respecto, con la intención de presentar el reto. Porque será gracias a la continuidad de este tipo de acciones que lograremos seguir cambiando al mundo. Nunca terminaría de escribir las bondades, alegrías y orgullo que trajo consigo dedicarle parte de mi vida a esta maravillosa causa. Ser activista no es fácil, pero qué satisfacciones te da serlo.

21Oct06