Madre solo hay dos: ¿tele mexicana feminista y transgresora?

Paulina Goto y Ludwika Paleta

En México estuve acostumbrado a encontrarme culebrones machistas y anticuados en los que las mujeres siempre eran salvadas por los hombres.

Las historias de amor más importantes de los dramas y melodramas mexicanos siempre solían tener a un galán; no era extraño, como miles de historias heteropatriarcales, que en la tele mexicana encontráramos aventuras de machotes haciendo hasta lo imposible por enamorar a la doncella. Ya hace unos años que ese tipo de historias quedó atrás, pero cuando uno ve en la tele historias como Madre solo hay dos, no puede evitar creer, con bastante entusiasmo, que aquella época del amor ideal y para siempre, del amor binario y generalmente entre un hombre y una mujer, es totalmente cosa del pasado.

No voy a profundizar mucho porque lo ideal, si estás leyendo esto, es que vayas a ver la primera temporada de la serie en cuanto puedas. Pero estoy aquí porque necesitaba contarte lo buena que me pareció, teniendo en cuenta la tradición malísima de churros que se producen en México, salvadas excepciones.

Para no mantenerte aquí mucho tiempo diré lo que tengo que decir en unos cuantos puntos. Ideas sueltas:

  1. Al principio me recordó a la serie norteamericana Jane The Virgin, pero luego me complació verificar que sólo porque se trata de personajes mexicanos con una visión del mundo mexicana. No recuerdo una historia como está en la tele, mexicana o extranjera.
  2. Ludwika Paleta es maravillosa. Y pensar que es la misma insoportable de Carrusel de niños que todas imitábamos en los noventa. Hacía muchos años que no venía a esta actriz en pantalla (no estoy al día con la tele mexicana), pero recuerdo una entrevista que le hicieron en la radio a principios de siglo en la que aseguró que no haría nada que no le pareciera trascendente, decía solo interesarse por las historias que realmente tuvieran algo valioso que decir. Creo que su trabajo en esta serie es exquisito y que atinó. Detrás de la superficie ligera de la historia hay un discurso potente y refrescante, necesario, diría yo. Me enamoró ver a Paleta actuar aquí. Amé sus miradas y sus caras de hija de la chingada-perrísima.
  3. La historia tiene momentos muy divertidos, pero también duros y profundos. Equilibrada. Engancha. Me chingué toda la temporada en dos noches.
  4. Las actuaciones en general no están mal, con algunas más destacables que otras, pero en general lo han hecho todos bastante bien. Destaco la de Martín Altomaro.
  5. El acento de Liz Gallardo, que hace de la madre de Paulina Goto, fue una de mis delicias de la temporada.
  6. Martín Altomaro ya está ruco. ¿Te acuerdas cuando era el novio de Ana Claudia Talancón en Soy tu fan? Y entonces ya interpretaba a un viejoven, ¿verdad? ¡El tiempo vuela! Amé sus escenas semidesnudo en las que enseña la barriga. ¿No te encanta la representación realista de los cuerpos? Me caga cuando los personajes son todos perfectos y delgados.
  7. Creí que era una comedia ligera, pero me fascinó cómo se fue complicando la trama y los personajes se enfrentaron a dilemas que me obligaron a replantearme el canon de la moralidad y las costumbres. Esto es más que una simple comedia.
  8. Me fascina el protagonismo femenino de la historia. Aplaudo la crítica al machismo tóxico. Pero me pregunto: ¿la verán suficientes hombres heterosexuales? ¡Ojalá!