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Muchos de mis alumnos llegan al taller buscando respuestas sobre cómo avanzar en su escritura, cómo mejorar y, sobre todo, cómo encontrar satisfacción en el camino creativo. Y la verdad es que escribir no es una tarea sencilla. Requiere esfuerzo, paciencia y la capacidad de aceptar que el progreso no siempre es lineal. Hoy quiero compartir algunas reflexiones sobre el progreso en la escritura y cómo encontrar alegría en cada paso del proceso.

El reto de construir historias

Escribir una buena historia es como armar un rompecabezas. Cada pieza debe encajar perfectamente para que el resultado sea coherente y emocionante. Pero, al igual que con los rompecabezas, el camino está lleno de momentos frustrantes: piezas que no parecen encajar, detalles que faltan o partes que requieren ser reescritas una y otra vez.

Recientemente, un alumno me presentó un texto con un planteamiento muy interesante y una prosa que reflejaba un gran avance respecto a sus trabajos anteriores. Sin embargo, al llegar al final, la historia se volvía críptica, como si el desenlace estuviera guardado en un cofre con una clave que solo el autor conocía. Este tipo de finales pueden ser intrigantes, sí, pero también corren el riesgo de dejar al lector insatisfecho. Mi consejo fue claro: “Dale una vuelta más, refina los detalles y piensa en cómo conectar las piezas para que el lector pueda disfrutar del viaje completo”.

La importancia de reescribir

Reescribir es una parte fundamental del proceso creativo. No importa cuán talentoso seas o cuánto tiempo lleves escribiendo, siempre hay algo que mejorar. Reescribir no significa que hayas fallado en tu primer intento, sino que estás dispuesto a trabajar en tu texto hasta que alcance su máximo potencial.

En el caso de mi alumno, le sugerí que desmenuzara su historia, que analizara cada elemento y que se preguntara qué estaba dejando fuera. Muchas veces, el problema no es lo que escribimos, sino lo que omitimos. Es crucial encontrar ese equilibrio entre lo que mostramos y lo que dejamos al lector para imaginar.

Celebrar los avances

Uno de los aspectos más gratificantes de mi trabajo como coach literario es ver cómo mis alumnos progresan. Cada texto que mejoran, cada error que corrigen, es un paso hacia delante. Por eso, siempre les recuerdo que deben celebrar sus logros, por pequeños que parezcan. Si has conseguido que tu personaje cobre vida o que tu diálogo sea más natural, ya has avanzado.

Recuerdo decirle a este alumno: “Estás demostrando un salto enorme en la calidad de tu prosa. Si sigues así, en uno o dos años estarás listo para ganar premios literarios”. Este tipo de comentarios no son cumplidos vacíos; son un reconocimiento al esfuerzo y al talento que veo en cada uno de mis alumnos.

La satisfacción de enseñar

Enseñar también ha sido para mí una fuente inagotable de satisfacción. Llevo más de una década impartiendo clases de escritura y, a lo largo de este tiempo, he aprendido tanto de mis alumnos como ellos de mí. Entrar en sus historias, vivirlas como si fueran propias y ayudarlos a darles forma es una experiencia enriquecedora y emocionante.

Por eso, siempre digo que el progreso en la escritura no solo pertenece al escritor, sino también a quienes tienen el privilegio de guiarlo. Ver a mis alumnos crecer, superar sus bloqueos y alcanzar nuevas metas es lo que me motiva a seguir enseñando y aprendiendo.

Reflexión final

Escribir es un camino lleno de retos, pero también de grandes recompensas. Cada palabra escrita, cada página revisada, es una victoria en sí misma. Así que, si te sientes estancado o inseguro, recuerda que el progreso no siempre es evidente de inmediato, pero siempre está presente.

Sigue escribiendo, sigue reescribiendo y celebra cada pequeño paso. Porque en la escritura, como en la vida, el verdadero logro no está en llegar a la meta, sino en disfrutar del viaje.

Mi Coaching literario es perfecto quienes aún tienen problemas para enfrentarse a la corrección y reescritura de sus textos. Pruébalo y descubre qué tanto puede evolucionar tu escritura.

¿Tienes dudas? Déjame un comentario, los leo y respondo a todos. ¡Dale!