Los escritores debemos echar mano de los cinco sentidos para dar color y realismo a las escenas y conseguir que el lector se meta en ellas. Parece algo evidente, ¿no?, recurrir a los sentidos para nutrir nuestras escenas. Pero ocurre que al narrar, por lo general, solo usamos dos: la vista y el oído, los sentidos que más atendemos día a día, cuyas impresiones recordamos más. Y eso, al escribir ficción, es un problema.

Ricardo Bejarano es colombiano pero vive en Miami, el otro día en clase surgió la necesidad de hablar sobre lo que podría hacerse con una historia en la que estaba trabajando. Conocía ya los fundamentos básicos de la construcción de un conflicto y fijó un objetivo a su personaje, pero descubrimos que necesitaba detenerse a pensar en los antecedentes que había vivido su personaje, para poder plantear el conflicto al comienzo de la historia. Como suele pasarme, me puse a hablar y esto fue lo que terminamos creando juntos… Inspírate tú también en los mismos antecedentes y escribe la historia. A ver qué pasa.