Euphoria se ha convertido ya en la mejor serie sobre adolescentes que he visto en toda mi vida. Es una obra maestra de la narrativa audiovisual, una mezcla deliciosa de talentos multidisciplinares. Es real, no realista. Es meta, es rompedora, tiene personajes grandiosos, las actuaciones son de diez y trata tropecientos temas de actualidad que son tremendamente complejos, de una forma aparentemente tan sencilla, que permite al espectador adentrarse en la reflexión de las diversas problemáticas que enfrentan los adolescentes del siglo XXI.

No me puedo ni me quiero contener. Estoy viendo Special, una serie que Netflix acaba de subir y está promocionando como destacada. Los capítulos son brevísimos, sólo llevo dos episodios y ya he pegado montones de carcajadas. Nunca, en toda mi vida, había consumido una historia en la que el protagonista tuviera lo que llamamos “discapacidad” y, por si esto fuera poco, es gay y millennial. Creo que en otro momento le dedicaré más letras a esta serie, por ahora seguiré disfrutando de ella. ¡Tienes que verla!