A Mr. Tike, por culero

Me enganché de un falso portento,
anhelante, de ese zumbido atento que quiso parecer discurso.
¿Cómo no intuí el vicio parásito de tus ojos?,
¿cómo no la abundancia de tu caca esparcida?

Empezó y terminó como un error, así.
Me distraje en aquel universo rosa y
te confundí con una estrella.
No eres ni eras nada, sólo un error, eso sí.

No brillabas y te vi refulgente,
a través de unos lentes que me hacían imaginarte
poderoso como el sol, igual de grande, más fuerte.
Con tus dos alitas diminutas me invadiste,
ennegreciendo las paredes cursis del sentimiento más pendejo.

Pero me creí amigo de un astro, imagíname:
colega de la magnificencia, sin saberme atorado,
embaucado, ¡atrapado por un insecto anodino
al que le fascina la mierda!

Nunca reí con tus palabras, jamás contigo ni de ti.
¿Por qué atendí tu sueño sin patas ni cabeza?
Siempre acomodé tus ideas con ansia de codificador,
¿cómo hice admiración por tu gorda insignificancia?

Quisiste asirme con un melodrama…
hubiera sido apasionante, pero ni eso…
¡Y eso que lo disfruto cual sainete!
La inteligencia no se mama,
y cuando nada más se mama verga,
no hay cómo ayudarte.

Ponte melena y píntate furioso, disfrázate mejor,
con suerte a otro le pareces luminoso.
Pero yo que ya te vi, oí, olí, sufrí y quise hasta besarte,
lamento encontrarte nimia, pinche mosca muerta.

¡Suerte, puta mosca, o mosca puta, como quieras!
Revolotea y caga más y más y más.
Véndete a otros ojos que te hinchen y pongan verde,
al fin que el mundo está infestado de mediocres exitosos.