por Carla Hinojosa
Soñé que aparecía un arco iris en la noche lluviosa. Los colores eran brillantes y extraños, ni la aurora boreal se les semejaba.
Soñé que una taza de café se acercaba a mí y me invitaba, con voz tenue, a beberla, a degustarla… y me atreví. De pronto, miro a la distancia cómo Homero declama frente a un público ausente mientras Oscar Wilde se entacona y comienza a tararear “Todos me miran” de Gloria Trevi.
Abro los ojos. Estoy soñando. Tantas imágenes al mero estilo kitch surgen por una sola razón; te extraño.
Deja un comentario