Toda esa gran verdad, Eduardo Montagner

A veces se nos desmorona el autoengaño. Entonces nadie el albergue, nadie es idolatría ni paz, ni siquiera guerra”.

Mi madre, que todo lo ve y nada sabe, espera resignada a que los días y los años configuraran el destino de su único hijo”.

Ellos, a pesar de todo, siguen siendo más felices que yo, me decía: haga lo que haga, siempre lo serán”.

No te conformas con ser joto, sino que todavía quieres ir más allá. A pesar de tus esfuerzos por ocultarlo, algún día alguien te descubrirá y entonces serás un paria en tu propia tierra. Y tendrás que esconderte cada vez más a fin de ser medianamente feliz. Y estarás solo porque será casi imposible encontrar a alguien que se interese con la misma intensidad en aquello que te excita. Torpe, ¿no ves que no se puede llegar impune a tanta perversión?”

Las paredes sabían mantener mi angustia dentro de un espacio definido. Luego me dio por considerar que mi vida era un pequeño infierno perdido en un desierto inabarcable”.

Autoerotismo en pleno: mal de uno, consuelo de nadie”.

…las manos sirven para muchas cosas, menos para el acto quizás de mayor trascendencia para cualquier ser humano: escapar del sepulcro”.