Mamá:
Cuando murió mi abuela Chata tú pasaste una temporada bastante jodida. Yo tenía seis años y te escuchaba cantar y llorar. Bajaba las escaleras de aquella casa de Sauces donde vivíamos, justo hasta un punto en que no pudieras verme, saber que estaba allí, doliéndome por tu dolor porque no sabía lo que tú sentías entonces, me confundía.
Te observaba, asegurándome de que no pudieras percatarte de mi presencia, porque intuía que aquellos momentos que pasabas frente a los altavoces del modular, en el salón de casa, copa en mano y cantando a ronco pecho “Amor eterno” de Juan Gabriel, eran sólo tuyos y no debían pertenecerme.
Por primera vez en la vida me enfrento a una realidad completamente desconocida, una en la que ya no estás. Sigo sin podérmelo creer. Hace un par de semanas reíamos a través de WhatsApp y abrías la caja de vinos que te envié por tu cumpleaños. No sé cómo andaré ahora, sin el amparo de tu escucha siempre activa, de tu amor incondicional, tus consejos, tu apoyo y amor de madre preocupona.
Me siento destrozado, mamá. Me cuesta aún aceptar un mundo en el que ya no estás. Ven, por favor, a tocarme la cabeza, a hacerme cosquillas o incluso a darme uno de aquellos sustos que tanto te gustaba darme. Sabré que eres tú y que juegas conmigo. Sabré que estás bien y me alegraré.
A partir de hoy tu perfume nunca faltará en casa. Tal y como me decías, cuando tenga días malos, me pondré un poco de ese perfume en las manos, me abrazaré a mí mismo y pensaré en ti, pensaré que eres tú quien me abraza.
Esta mañana me acordé de que hace algunos años grabaste unas cuantas canciones. Te fascinaba cantar. Escucharte me ha consolado y me consolará el resto de mi vida. Gracias por darme ese regalo en vida, que me acompañará siempre.
Ojalá hubiera podido despedirme de ti. Darte un abrazo, un beso, tocar tu cabello, olerte por última vez. Te amo, mamita.
Aunque la espera esta vez sea mucho más larga, aunque ya no cuente los años para volverte a ver, sé que llegará el momento en que volveremos a encontrarnos. Como tú decías siempre: primeramente Dios. ❤️
Tu pollito.

Hola Israel….
Acabo de leer tu correo y tus escritos….
Siento mucho que tu madre haya pasado por el trance tan duro de irse «sola», sin los suyos al lado!!!….
Mi pareja, amigos y yo misma, hemos pasado por lo mismo que tu ahora relatas y compartes.
Es muy triste!!.
Desde nuestro dolor, te mandamos un gran abrazo, nuestra escucha siempre y un deseo certero de que recuerdes lo mejor de ella, todo lo que te dio y compartió en su vida….
Ella seguirá siempre a tu lado!.
María Jesús.
Hola, María Jesús: tus palabras significan mucho. Sé que habemos muchas personas por las que estamos pasando por este tipo de crisis. Es durísimo. Gracias por tus buenos deseos. Un abrazo cariñoso.
Israel, no te conozco personalmente; te descubrí hace apenas tres semanas. Sin embargo, sé que eres buena persona y que fuiste un excelente hijo. He pasado por ese momento sombrío que pasas tú ahora y el dolor es indescriptible. Si en algo te consuela, te digo que poco a poco aprenderás a vivir sin su presencia física y te percatarás de que ella siempre está ahí, contigo. Recuerda todo el tiempo los momentos hermosos que viviste junto a ella.
Que descanse en paz su alma.
Un abrazo,
Carmen
Mil gracias por tus bonitas palabras. ❤️
Qué la fortaleza llegue pronto a tus Alma y puedas sobrellevar tan dura pérdida.
Lo siento mucho 😢. Recibe un fuerte abrazo, profe. Dios debe de estar oliendole el cabello. A buen seguro, sonrió cuando su perfume está llenando el cielo con su presencia de mamá extraordinaria.