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Podrías ser de esos aprendices de escritura que no saben muy bien por dónde empezar y se sienten inseguros. La inseguridad se acumula y te lleva al bloqueo. Quieres, pero no te pones a escribir. Y es un despropósito. Por eso hoy te comparto 4 actividades para empezar a escribir y solarse sin tantas trabas.
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Las 4 actividades que voy a compartirte hoy no solo te ayudarán a dar el paso y ponerte a escribir. También son actividades que cualquier escritor, en formación o profesional, debería seguir haciendo por el bien de su creatividad literaria. Se trata de actividades que incentivan tu curiosidad, nutren tu acervo cultural y te promocionan una cantidad ilimitada de historias susceptibles de transformación en obras literarias. Así que pon atención, pero sobre todo ponlas en práctica.
Saqué estas actividades de un libro del que ya antes te hablé. Se titula Cómo escribir tu propia historia y lo escribieron los mexicanos Raquel Castro y Alberto Chimal, a quienes tengo cariño y admiración. Esta mención no es patrocinada y no ha sido patrocinada ninguna de las menciones anteriores. Es simplemente un buen libro que, si estás aprendiendo a escribir, merece la pena leer. Bueno, pues, allá voy:
1 Ponte a leer
Para escribir hay que leer. Citando a RuPaul, leer es fun-da-men-tal. No puedes escribir literatura sin leer literatura. Quien quiere hacer pasteles tiene que comer pasteles. Es tan simple como eso. Déjate influenciar por las obras de los autores que más te gustan o atraen. Que los libros te abduzcan. Leyendo descubrirás personajes, historias, temas, estructuras y retórica que a la larga se convertirán en referentes de lo que eventualmente escribas tú mismo. No se trata de leer para imitar, aunque no estoy en contra de la imitación como mecanismo de aprendizaje. Se trata más bien de familiarizarse hasta la médula con esa materia que otros han hecho y tú pretendes hacer. Si lees mucho, las formas, las técnicas, los ingredientes de una historia terminarán haciéndosete carne, se te meterán dentro como por ósmosis, sin que te des cuenta. Quizá si lees muchos cuentos y novelas no seas capaz de analizar una obra o determinar aspectos que un profesional sí, pero que eso te tenga sin cuidado. Porque aunque no sepas decir qué es lo que haces y cómo haces cuando escribas tus propias primeras obras, lo estarás haciendo de cualquier modo. Ya vendrá más adelante el momento de mirar con ojos de analista esas obras que leíste o leerás, para dejar de consumirlas como un lector común y empezar a consumirlas como un escritor.
2 Consume otras obras de arte
Y hablando de consumir literatura leyendo, debes saber que no solo la literatura tendrá el potencial de inspirarte y nutrirte literariamente. También puede hacerlo la música, el cine, las series de televisión, la danza, el teatro, la pintura o cualquier otro tipo de arte.
El arte en general comparte códigos: en todos los casos, sin importar la disciplina artística, se trata de un autor produciendo una obra que transmite una idea. Al consumir la idea de ese artista a través de su o sus obras conseguirás experimentar lo que tú luego quieres que suceda con tus lectores. Esa experiencia única de conexión y vinculación intelectual y emocional que sucede entre autores e intérpretes. Y para que un día seas capaz de producirla a través de tus obras literarias, debes ser capaz de reconocerla como intérprete y consumidor de arte. Reconócela, familiarízate con ella y déjate maravillar. Apréndela. Porque tú, más adelante, tendrás que hacer lo mismo con tus lectores.
3 Escucha cómo habla la gente
Uno de los aspectos más relevantes en la literatura tiene que ver con las voces, tanto de los personajes como de los narradores, que a veces son personajes y a veces no, pero en cualquier caso tienen formas de expresión únicas.
La expresión personal del lenguaje es una herramienta básica de la creación literaria. Y no es nada fácil reproducir un modo particular de expresión del lenguaje de un solo personaje. Imagina lo que significa hacerlo con cuatro o cinco en una novela regular, o con veinte en una novela coral. Es un arte. Por eso te conviene empezar a poner mucha atención en la forma en que hablan las personas con las que te relacionas, pero sobre todo en la forma en la que hablan los extraños. Te propongo salir a tomar el fresco en una plaza concurrida. Tómate algo o fije que estás atendiendo el móvil, pero pon mucha atención en lo que están diciendo las personas que tengas al lado, y más que en lo que dicen, en la forma específica y atropellada en que lo dicen. Nadie habla igual. Te sorprenderá lo diferente que puede ser el modo en que una persona u otra usan el lenguaje.
Si consigues familiarizarte lo suficiente con la forma en la que hablan las personas, cuando te pongas a escribir, esta parte del trabajo no se te hará cuesta arriba. Y
4 Vive y explora el mundo
Vivir, querido o querida. Vivir es lo que necesitas hacer si quieres convertirte en un literato un día. La literatura no es más que la representación de la vida. La vida convertida en palabras. ¿Pero cómo transformar la vida en literatura si no hemos vivido? ¿Cómo contar una historia de amor y de celos si nunca nos hemos enamorado o hemos sentido celos? ¿Cómo desarrollar mundos extraños si nunca hemos estado en un lugar con costumbres muy diferentes a las nuestras? ¿Cómo escribir un relato erótico si no hemos tenido sexo? ¿Escribir de la muerte si nunca hemos perdido a alguien importante? ¿Me pillas?
Necesitas salir al mundo y dejar que el mundo te diga todo lo que necesitas saber. No hace falta que busques aventuras para que puedas luego escribirlas. Bastará que vivas tu propia vida y dejes que te inspire luego. Para escribir, necesitamos conocer la realidad que pretendemos convertir en literatura. Si no, aquello parecerá todo, menos una realidad, aunque estemos hablando de una realidad que solo es posible en la ficción.
Espero que estas cuatro actividades te ayuden a ponerte en marcha si no has conseguido arrancar aún. Y si ya escribes, confío que te ayuden a recordar unas cuántas cosas que puedes hacer para revivir la flama de tu pasión por escribir. ✍🏼
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