Camilla

Mamá:

Sin saber cómo, ayer hablé contigo. Me parecieron segundos, pero fueron al menos diez minutos. Me supo a poco y a gloria. Me temblaban las manos, aún me tiemblan mientras tecleo. Paso el día sumergido en ti, empalmando un recuerdo tras otro, múltiples posibilidades. Enciendo velas, bebo agua, me escondo bajo las mantas de la cama, me encierro y rezo. Ni el sol, ni las caminatas que Jesús me obliga a dar me tranquilizan, respiro… respiro… ¡chingadamante! ¿Por qué el aire que rellena mis pulmones no rellena los tuyos?

Tengo clavado en la memoria el mechón de cabello de tu cabecita cana, que la trabajadora social me permitió ver y acarició con ternura. ¡Las caricias son mías!, te dije. Estoy allí, balbuceé. ¿Qué tanto dije? No me acuerdo. ¿Que los niños preguntan por ti? ¿Que estamos bien?, ¿que así seguiremos?, ¿que no hay nada de lo que debas preocuparte? Juana la preocupona. ¿Que papá e Ivan lo llevan bien? Han comenzado a dormir en casa. ¿Que debes salir de allí porque vendrás a España el año próximo? Te necesitaré a mi lado. ¿Que nos vamos a emborrachar con Moscatel y te voy a hacer devota del Cabernet Sauvignon?, ¿que no me va a importar si prefieres seguir bebiendo tinto de verano?

Cientos de personas piensan y piden a Dios por tu sanación, mamita. Y sus oraciones son buenas y francas. Me escriben desde todas partes, pero no más que a ti. Cuando despiertes vas a encontrar un aluvión de cartas que te ha escrito medio mundo. Algunas te las han leído ya, la que te escribió Ivan, por ejemplo. Me consta porque tu angelito de la guarda nos da constancia.

Tu corazón, tu amor siempre fiel los ha llevado a quererte de un modo especial. Mira si eres capaz de transmitir, que incluso dormida has atraído a esa bendita mujer que reza por ti, al pie de tu cama, sin conocerte apenas. ¡Dios la bendiga y la colme de salud y fuerzas para que siga a tu lado!

Tu cruz, ¿sabes cuál digo? La que te enviamos Jesús y yo desde Roma y nunca sueltas. Se la dejaste a papá al llegar al hospital, no sé muy bien por qué. ¿Temías perderla? ¿Y qué si se pierde? A papá no le hizo falta y se ocupó de hacértela llegar. Si alguien se la roba —le dijo a la trabajadora social—, no se preocupe, será porque otra persona la necesitará más; mientras se pueda, que esté con ella.

La cruz cuelga ahora de la cabecera de tu camilla, vela tu sueños.

¿Qué soñarás? ¿Soñarás? Que veas todo, que el viaje hacia el centro del universo restituya tus células, una a la vez, hasta que sean mayoría las nuevas y se reproduzcan tanto como hay estrellas en el cielo. Que tu corazón lata fuerte y sin pausa, que tu presión se mantenga estable, que tu pulmón izquierdo resista ante el conservadurismo del derecho. Que tu cerebro se desinflame, que el frío del otoño no te cale hasta los huesos, que el fulgor de mi pasión desmedida, mi amor ardiente por ti sea la calefacción de tu alma. Sana, madre mía. Porque sin ti nada y contigo todo.

Antes de que pudiera hablarte ayer, tu oxigenación era más baja. Un rato después repuntó, se estabilizó tu presión y tu riñón comenzó a regularse. Te hacía falta un achuchón casero, un apapacho cariñoso. Así queremos que sigas, mamita. Mejorando, un poquito cada día. Si pudiéramos te hablaríamos al oído día y noche, tocaríamos tus manos, tus pies. Cepillaríamos tu cabello. Pero las circunstancias nos lo impiden. Afortunadamente hay a tu lado una mujer especial que te atiende, una doctora capaz que te supervisa y vela por tu mejoría y una familia de cientos que, fuera, no deja de pedir por ti.

Me aferro al ejercicio absurdo de escribirte porque es lo único que sé hacer. Quizá sea inútil, pero quizá no. Mientras te escribo siento que mantengo firme el lazo que nos une. El que tejiste en tu vientre y ni el filo de una tijera consiguió cortar. Imagino que allí, acostada como estás sobre la camilla del hospital, al otro lado del mundo, las palabras que escribo ahora se cuelan en tu interior y se transforman en energía, una energía sanadora que nada tiene que ver conmigo o mi voluntad, una energía que no pertenece a nadie y a todos inunda, que va y viene con los pensamientos y las emociones, una energía inexplicable.

Papá salió negativo por segunda vez en la prueba. Seguimos sorprendidos y agradecidos porque él no se haya infectado. Ivan, mi cuñada y los niños volverán a examinarse pronto. Aleida y Andrés, están bien, cuida de ellos su mami. Jesús cuida de mí día y noche. Ya sabes, estoy histérico perdido, tomo pocos alimentos para evitar el cólico nefrítico, pero estoy bien. Digamos que mi neurosis es normal para los estándares de los Pintor Morales.

Ivan me cuenta cosillas que no se atreve a decir a papá. Yo tampoco me atrevo. Papá, ya sabes cómo es, se niega a expresar sus sentimientos. Nos pide que seamos fuertes por él, para que él pueda ser fuerte por ti. Se traga lo que siente, así los gestiona. Y está bien, lo entendemos. Necesita mantener bajo control la presión de su olla exprés, que hace tiempo silva con fuerza. Pero ya le dije a mi hermano que puede llamarme cuando sea, a la hora que sea, para decir lo que le venga en gana. Que está bien sentir miedo, furia, tristeza, esperanza, incertidumbre, desasosiego, comezón, o no sentir nada a ratos. Estoy para él y él para mí, porque ante estas situaciones siempre eres tú quien está para nosotros. Así que toca arrimar el hombro, hacemos piña. En resumen, estamos todos bien. Papá te añora y tiembla. Parpadea y tiembla. Se le corta la voz, carraspea y tiembla, pero está bien. Todos estamos bien. Ahora es tu turno.

Tu pollito.

6 Comentarios

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  1. Aunque no he tenido la fortuna de que me acompañes a escribir una novela, porque aún no he escrito alguna, leo cada uno de tus correos. Me encanta tu estilo, y ahora, en esta situación, se suma la admiración. En cuanto tengas buenas noticias de tu mamá, vuelve a escribirnos.

  2. Hola Isrra cuanto talento ahi en ti, es admiración en estos momentos tan difíciles haz plasmado uno a uno los pasos andados, las vicisitudes de cada quien eso es magnifico digno de un gran escritor muy acertado es muy cierto todos queremos Abrazarte espresar que estamos contigo y tu familia darte animos ante esta adversidad esperemos que esto pace en el tiempo necesario y que salga Trinfante tu mamá (Mi Gran Amiga, Hermana, Comadre) sigo en Oración Por su Pronta Recuperación e Pedido a «Elias» que interceda ante el creador por ella y por toda la familia para que tengan la fortaleza de salir Avante de esta situación Abrazos Fraternos de parte mia y de Kary y Familia

  3. Hermosa carta para una mamá grandiosa
    Te amo sobrino ánimo todo va a estar bien
    Con la bendición de Dios va a estar bien
    Un fuerte fuerte abrazo.

    • Muchas gracias, tía. Te mando un beso que intenta consolarte. Yo sufro porque mi madre está grave, pero tú acabas de despedirte de la tuya. Que mi abuela interceda por mi madre y te traiga consuelo.