Invasora de sueños, colonizadora de mentes.
Categoría: Collage
Abrazo de mamá
Gracias, má, por abrazar a mi hermano y dejarle sentirte un instante. Lo necesitaba mucho. No dejes nunca de hacerlo. Te amamos y te añoramos.
Vuelve
Te desperezabas. Despejabas tu cara del sueño con ambas manos, y luego, con una de ellas te levantabas un poco el cabello por encima de la cara y hasta la coronilla de la cabeza. Despertabas. Lo más intenso de aquel breve sueño fue haber escuchado con profundísima nitidez el sonido que hacían tus uñas rascando tu cuero cabelludo, así como la intensidad de los colores de tu cabello, entrecano y castaño.
Hoy grité
Quizá por eso hoy fui categórico con Jesús, después del almuerzo: «No, cariño. Yo no quiero salir a andar, ni que me de el sol, ni encargarme de hacer trámites, ni hacer la compra o cualquiera de esas cosas. Aunque debo hacerlas en algún momento, lo único que quiero, lo único que realmente me importa hacer ahora es sentarme en uno de los orejeros del salón y llorar, leer, escuchar la voz grabada de mi madre, ver sus fotos y lamerme las heridas». Soy la Ciudad de México después del terremoto de 1985, soy Nueva York post 11S, soy Hiroshima y Nagasaki, Chernóbil, Las Palmas de Gran Canaria bajo el magma ardiente, soy el Golfo de México antes de haberse llenado con el agua del mar, justo en el momento en el que un asteroide le cayó encima y extinguió a los dinosaurios, soy Fukushima post tsunami, Europa tras la peste negra, la Cathédrale Notre-Dame carbonizada, la isla que el Krakatoa derritió, el Titanic partido en dos, toda la tierra pisada por Hittler y el resto de las catástrofes mundiales y galácticas que aún no acontecen.
Camilla
¿Qué soñarás? ¿Soñarás? Que veas todo, que el viaje hacia el centro del universo restituya tus células, una a la vez, hasta que sean mayoría las nuevas y se reproduzcan tanto como hay estrellas en el cielo. Que tu corazón lata fuerte y sin pausa, que tu presión se mantenga estable, que tu pulmón izquierdo resista ante el conservadurismo del derecho. Que tu cerebro se desinflame, que el frío del otoño no te llegue hasta los huesos, que el fulgor de mi pasión desmedida, mi amor ardiente por ti sea la calefacción de tu alma. Sana, madre mía. Porque sin ti nada y contigo todo.