Carta a Lila Downs

Hola, Lila:

Me pongo en contacto contigo, por vez primera, con la ilusión de atrapar tu atención unos minutos y compartirte así un poquito de mi historia. Voy a confesarte que, motivado por el más exuberante impulso amoroso, me dejo intentar alcanzarte en el manto estelar donde brillas, esplendorosa y fridezca a más no poder.

Te escribo desde mi habitación en la Fundación Antonio Gala para jóvenes creadores (en Córdoba, España), lleno de esperanza, desde el mismo ex convento donde hace dos años viviese Jesús Delgado, talentoso guitarrista con quien has trabajado en el pasado y quien comparte Zapopan contigo como tierra que le vio nacer.

Siempre te he considerado entre las cantantes mexicanas más geniales de la historia, pero hay alguien que te admira más…

Soy mexicano, defeño, para ser más exacto, y, como tú, me aventé a cruzar el charco atlántico en busca del reconocimiento y las oportunidades que en nuestro ciego y atolondrado país, están absorbidas por las mafias selectas del mundillo cultural. Así llegué a la Fundación Antonio Gala (donde trabajo en un proyecto literario).  Poquito después de pisar suelo español, conocí al ser humano que más amo en el mundo y por quién, realmente, me animo a contactarte. Quién realmente hace de ti una diosa universal.

Se llama Raúl Chacón y, ese sí es tu fan. Tiene toda tu música y se la pasa, siete por veinticuatro, escuchándote y cantando, añorando, un día, pisar suelo mexicano y así, sentirse más él, más suyo (estoy seguro de que, si hubiera podido elegir, habría querido nacer en México). Nuestra relación, aunque joven, se fortalece día a día, tanto, que en nuestros planes ya figura la posibilidad de, terminando yo mi curso en España, irnos a vivir juntos a México.

Para no hacerte el cuento largo, me le quiero declarar: le voy a pedir que se case conmigo y, se me ocurrió que, si te conmueve un poquito mi timidez, podrías ayudarme a convertir mi declaración de amor en un momento inolvidable para Raúl. ¿Crees que en tu concierto del próximo 12 de marzo en el Gran Teatro de Córdoba, podrías dedicarle, de mi parte, “Yo envidio el viento”?

Esa canción tuya me estremece y, sin duda, refleja muchísimo el sentimiento de tenerlo tan lejos y tan carca a la vez. Vive en Sevilla y no podemos vernos más que los fines de semana. Así que lo extraño siempre y, como dice la rola, sin decir, quisiera ser todo lo que lo rodea para, al menos así, estar con él…

Esa misma noche, ahí, frente al teatro entero, mientras escuchamos esa hermosísima canción tuya, pienso hincármele, con anillo y toda la cosa, para pedirle que sea mi compañero toda la vida… ¿Cuento contigo?

Un abrazo fuerte, mucha gracias por atender esta carta y toda la suerte del mundo en el concierto, aunque no la necesites.

Israel Pintor.

27 de enero, 2010

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Y sí, conté con Lila.

Escucha aquí “Yo envidio el viento” de Lila Downs.

2 Comentarios

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  1. Isra, que chingona carta. Me ha conmovido como no rtienes una idea. Te manod un fuerte abrazo cargado de los mejores deseos en esta vida de creación, amor y dicha que construyes día a día.

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