El cuerpo peca una vez y acaba con su pecado, pues la acción es una especie de purificación. Nada queda entonces sino es el recuerdo de un placer o la voluptuosidad de un arrepentimiento. El único modo de salvarse de una tentación es ceder a ella… (…)…ese es uno de los grandes secretos de la vida, curar el alma por medio de los sentidos y los sentidos por medio del alma”.
Por lo que toca a la vida echada a perder, solo se echada a peder, sólo se echa a perder aquella cuyo desarrollo se estanca. Si quieres frustrar un carácter, no tienes más que tratar de reformarlo…
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