El deseo…

Cáncer… El deseo me tiene en su casa prendido, roza cada centímetro de mi piel quemada.

Atormentado. Como león enjaulado jugaré a esperarte, esperaré encendido, acomedido.

Hago de mí un incomprendido de carne,

incomprendido de amor, incomprendido de ti; nunca digno de palabra aguda. Incrédulo,

emocionado, embelesado de ti.

Ahogado estoy en verbo, único por procedencia: insolente, lleno de incertidumbre, bendito y bondadoso.

Rugiendo iré hasta allá, a tu piel de verano; obstruido nada más por tu simple inocencia.

León amaestrado soy bajo tus curvas.

Grítame desesperado, grítame enamorado que me quieres todo, que yo también te quiero.

Grítame -¡Enamorado!-

Y el lagrimal retuvo mi lágrima, transparente y pura, de ti ansiosa. Y de alegría era, y no fue. No ha sido, tal vez será.

Espero, atado a tus caderas, colmado de placer, del único que no es, sino será.

Te llamo y sale, y entra y vuelve a salir.

¿Por qué te pienso y siento quemado el seso de verte, de no sentirte, sino imaginarte?: solo, pensando en mí.

Y te llamo y sale, y entra y vuelve a salir.

Y no contestas, aún.

07Jul07