De esas veces en las que te importa un pepino lo que está en el escenario y tu atención está completamente volcada sobre la barra y la siguiente Shandy, o sobre algunos detalles en el decorado retro del bar, sobre un detalle en concreto de tu estado de ánimo, sobre una persona en concreto, sobre el movimiento tosco de sus manos, el recorte fresco de su barba, su total indiferencia. De esas veces en las que no importa lo que sale en la foto, sino quién la toma.

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