He dedicado prácticamente todo el día a escribir el sexto capítulo de mi segunda novela y me pasó algo rarísimo. No he conseguido avanzar mucho, creo que me agobio demasiado a mí mismo y si no estoy plenamente convencido de dar un paso simplemente no lo doy. Error. Ya lo sé. Pero me pasa con frecuencia. Sin embargo hoy he disfrutado mucho cada palabra, cada hora que mi aplastado culo ha soportado el peso de mi cuerpo desde primera hora de la mañana. Y eso es lo raro. Últimamente escribir me producía un agobio tremendo, me llenaba de tensión. Sigo inspirándome en la mierda interior pero he comenzado a reírme de mí mismo con más ahínco, sin pudor. Me estoy dejando confiar en que mi mente ha hecho carnes las lecturas de los últimos años, en que hallaré la forma y sabré equilibrar el contenido como estoy haciendo ya, de hecho. Es raro, ya me estaba acostumbrado a sufrir.
Deja un comentario