Algunos escritores noveles sienten una urgencia por publicar sus obras, incluso antes de haberlas escrito, priorizando la publicación sobre el desarrollo de su escritura. Considero que publicar debería ser una consecuencia natural del trabajo literario, no una necesidad obsesiva ni el único objetivo. Es esencial enfocarse en la evolución de la escritura, sin dejarse llevar por la maquinaria comercial o la vanidad de ver el propio nombre en un libro. La escritura y la publicación son procesos distintos; debemos escribir sin pensar en la publicación, respetando la literatura y a los lectores. La proliferación de plataformas de autopublicación ha facilitado que muchos publiquen sin la debida preparación, lo que puede afectar la calidad literaria. Es fundamental reflexionar sobre nuestras motivaciones y asegurarnos de que la publicación sea el resultado de un proceso de escritura maduro y dedicado.

Imagina que has perdido la vista y el oído, y solo puedes percibir el mundo a través del olfato, el tacto y el gusto. Escribe una historia sobre tu primer día en un prestigioso centro de estudios, donde, a pesar de tu entusiasmo, enfrentas la intimidación de algunos compañeros. Al narrar, evita cualquier referencia a lo visual o auditivo; céntrate en las sensaciones, texturas, aromas y sabores. Este ejercicio te ayudará a agudizar tu percepción sensorial y a utilizar un lenguaje más preciso, creando escenas más vívidas y realistas que permitirán al lector sumergirse plenamente en la experiencia de tus personajes.

Como escritor, es fundamental distinguir entre el argumento y el tema de tu historia. Mientras el argumento se refiere a los eventos que ocurren, el tema aborda el significado más profundo y las reflexiones que deseas transmitir al lector. Por ejemplo, en «Titanic», aunque el argumento se centra en el romance y el naufragio, el tema subyacente es la emancipación de la mujer. Identificar claramente el tema te permitirá controlar mejor tu narrativa y evitar confusiones, asegurando que el mensaje llegue de manera efectiva al lector. Para lograrlo, analiza los objetivos y comportamientos de tus personajes, especialmente del protagonista, y reflexiona sobre qué aspectos de la condición humana estás explorando. Este enfoque te ayudará a crear historias más coherentes y significativas, elevando la calidad de tu escritura y conectando de manera más profunda con tu audiencia.