8 hábitos diarios del buen escritor

Algunos escritores noveles caen en la tentación de considerar la escritura como un lujo, algo especial que regalarse una vez concluidos los demás quehaceres diarios, si es que se presentan las musas. Por desgracia funciona exactamente al revés. A las musas hay que arrastrarlas de los pelos hasta el escritorio. Una vez establecido el tiempo para la escritura en un lugar destacado de la agenda, todo lo demás, como si de un puzzle se tratara, se acomodará a ello . . .

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