Ciego y sordo, pero no bruto. Los sentidos y la precisión del lenguaje

Los escritores debemos echar mano de los cinco sentidos para dar color y realismo a las escenas y conseguir que el lector se meta en ellas. Parece algo evidente, ¿no?, recurrir a los sentidos para nutrir nuestras escenas. Pero ocurre que al narrar, por lo general, solo usamos dos: la vista y el oído, los sentidos que más atendemos día a día, cuyas impresiones recordamos más. Y eso, al escribir ficción, es un problema . . .

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