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Muchos, quizá el 80% de los seguidores de mi canal en YouTube, así como de mis alumnos, quieren escribir, sueñan con ello, pero no se atreven a dar un solo paso en esa dirección. Razones hay muchas, pero yo creo que las principales están entre los prejuicios que tienen con respecto al ejercicio de escribir y el oficio del escritor: entre los que destaco creer que la literatura es cosa de genios con talentos inigualables que poseen y cautivan los secretos de la creación. Temen no ser buenos y que los juzguen. Se escudan detrás de múltiples ocupaciones, unas más trascendentes que otras, o bajo el imperativo inapelable de conseguir dinero para sobrevivir. Sea como sea, impedimentos hay muchos y siempre. Pero hoy vengo a darte unas cuantas pautas para que, contra todo esa marisma de impedimentos, puedas sentarte de una buena vez a tumbar las teclas del ordenador como si no hubiera mañana. Vengo a decirte cómo puedes empezar a escribir.
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Todos los puntos que estoy por desarrollar te ayudarán, sin duda, a dar los primeros pasos. Pero si tú lo que quieres es enfrascarte ya en un proceso de formación que te introduzca en la creación literaria, te invito a conocer mi Curso de iniciación. En este curso combatirás los mitos y prejuicios sobre el oficio de escribir, aprenderás a lidiar con los principales obstáculos de la tarea narrativa, practicarás la escritura desde dos perspectivas: una intuitiva y otra de instrucción, más rigurosa; conocerás los mecanismos de la creatividad y el proceso creativo, buscarás un estilo propio y aprenderás a sacar provecho de un ejercicio comunicativo intrínseco a tu condición humana. Puedes tomar este curso de manera particular, ya sea en línea, sin importar el lugar del mundo en el que vivas, o de manera presencial si vives en Sevilla. Y si estás decidido a comenzar ya, reserva una clase de prueba ahora. Te contactaré de inmediato. Dicho lo anterior y ya entrando en materia, comienza por preguntarte lo siguiente:
1 ¿Por qué quieres escribir?
Las personas tenemos objetivos diferentes para hacer lo que hacemos en la vida. ¿Cuál es el tuyo con respecto a la escritura? Muchos de mis alumnos y seguidores anhelan publicar. Pues bien, si eso es lo que quieres, déjame decirte que para llegar hasta allí, será necesario que dejes de pensar en la publicación per se como un objetivo y empieces a preguntarte cuáles son las razones personales e íntimas que te llevan a elegir y necesitar la escritura.
Cuando escribes, ¿qué consigues? ¿A quién afecta y de qué modo? ¿Por qué es importante para ti que alguien más pueda leer lo que tú escribes? Porque, desear publicar sin reconocer que quieres ser leído es una paradoja del tamaño del universo.
Lo que quiero decir es que detrás de tu ejercicio literario, como en cualquier ejercicio artístico, hay una intención comunicativa, más allá de tu impulso natural por crear a través de la escritura. Y aunque ahora no seas demasiado consciente de ello, si quieres publicar y encarar la escritura como lo haría un profesional, tienes la obligación de tomar consciencia sobre lo que haces y para qué lo haces. ¿Crear qué? ¿Para qué? Esa es la cuestión.
Somos seres creativos por naturaleza y a mí me gusta creer que también lo somos por espíritu. Pero nada de lo que ha sido creado por el hombre, que careciera de sentido, ha permanecido existiendo o se ha hecho con provecho. En cambio, todo lo que conocemos en este mundo y no es natural, ha sido producto de la creatividad humana y permanece hasta nuestros días porque era necesario y ha sido muy provechoso. ¿Comprendes lo que quiero decir?
Si quieres publicar, lo que implica que otras personas pongan atención en lo que tú tienes que decirle al mundo, entonces no te bastará con tener ganas de contar una historia y sentirte bien mientras lo haces, será necesario que pienses en el otro, en cómo el producto resultante de tu ejercicio creativo terminará entrando en la mente de otras personas. ¿Para qué lo hará? ¿Con qué fin? ¿Tú que quieres conseguir con ello?
Si la gente, al percibirte a ti a través de tu obra, es capaz de otorgarte valor y dotar de sentido tu trabajo creativo, entonces y solo entonces podrás decir que has publicado y estarás haciendo lo que hace un escritor profesional.
Posdata: si pensando en estas cosas descubres que tú quieres escribir y publicar para sentirte querido y admirado por otras personas, entonces te sugiero que cambies tu estrategia y te olvides de la literatura. O visites a un psicólogo que te ayude a comprenderte mejor.
2 ¿Qué historia quieres contar? Si lo sabes, podrás contarla
Nadie que quiera escribir puede escribir si no sabe lo que quiere escribir. Aunque suena a trabalenguas, es así. Uno puede decir: quiero cocinar. Pero puede cocinar cualquier cosa. La cuestión es ¿qué vas a cocinar?
Si no tienes ni la menor idea de lo que vas a cocinar, ¿qué más da si tienes sensibilidad con la cocina y sabes tratar los ingredientes? ¿Qué más da si tienes una mesa de comensales hambrientos esperando comida? ¡Pregunto!
Céntrate. Date unos minutos y piensa. Sí, ¡piensa! ¿Qué historia voy a contar? Si lo averiguas antes de ponerte, podrás escribirla sin apenas dificultad y posiblemente disfrutes el proceso.
Pero si no lo sabes y te pones a tumbar letras, una detrás de otra, sin saber hacia dónde vas, tarde o temprano, y me da a mí que será más temprano que tarde, te bloquearás y no podrás escribir más. El bloqueo no es otra cosa que ignorancia. Cuando uno no sabe qué hacer se paraliza. De ahí que te proponga saber.
3 Permanece cerca de lo que conoces, entiendes y dominas
Ahora bien, ya que vas a detenerte a mirar con claridad qué historia quieres contar. Te sugiero que te mantengas cerca, muy cerca de tu realidad inmediata. Quizá hayas escuchado alguna vez esa frase que dice que el escritor escribe sobre lo que sabe. Quiere decir que un escritor solo es capaz de escribir sobre algo que conoce de verdad, porque ese conocimiento verdadero le permite trabajar sobre las ideas con la suficiente perspectiva y objetividad como para producir que la historia sea verosímil. Es decir, creíble. Y, por lo tanto, capaz de transmitir toda esa verdad que el escritor tiene frente al tema y a los hechos.
Si sabes bien de lo que hablas, nadie podrá objetarlo. Al contrario, querrán saber más sobre esa perspectiva tan única y verdadera que tienes frente a esa realidad, aún sí lo haces a través de la ficción.
4 El fondo es más importante que la forma
Existe un debate antiquísimo sobre la importancia de la forma o el fondo. Los creadores se han preguntado siempre qué es más importante. Y quizá algunos escritores te digan que lo más importante es cómo dices lo que dices, porque ya todo está dicho, pero cada uno puede decirlo de una manera única y eso es lo que termina dando valor a la obra. Pero por norma general, esa perspectiva frente al debate de la forma y el fondo la tienen los creadores que ya tienen cierta madurez creativa y que no tienen las mismas preocupaciones que tú tienes ahora. Mientras tú te preguntas cómo empezar a escribir, ellos se preguntan cómo pueden hacer para que eso que tienen que decir sea dicho de la manera más extraordinaria posible, de modo que todo, fondo y forma sean alucinantes. Y es que al final es lo que queremos todos, que valga por igual lo que se dice y cómo se dice.
Pero en tu caso, siendo un novato que está dando los primeros pasos y apenas te atreves a meter el dedo gordo del pie en la gran piscina en la que pretendes ponerte a nadar, siempre será más importante el fondo que la forma. Por una simple razón: no sabes construir fondos, por lo tanto, de nada te sirven ahora las formas.
De nada te sirve saber en teoría cuál es la definición de un tipo de narrador específico, por ejemplo, así como el efecto estético que produce, si no tienes una historia en la que puedas utilizar dicha herramienta. Y más aún, si nunca has utilizado la herramienta, lo más probable es que la uses mal las primeras veces. ¿Cómo practicar si no sabes siquiera construir historias?
Céntrate en el fondo y vencerás. Ahora mismo es mucho más importante para ti aprender a construir historias que aprender a trabajar la forma que esas historias pueden tener cuando las conviertas en obras literarias.
5 Empieza por donde sea, pero termina en lo concreto
La inseguridad, que es la causa del fracaso en la mayoría de mis alumnos, te impide enfrentarte a la creación de historias con la libertad y la falta de prejuicios con que un niño se inventa aventuras y las representa con sus amigos. Tú, a diferencia de ese niño, tienes miedo al ridículo. Él solo tiene ganas de jugar y pasarlo bien.
Para poder salir de esa zona de inseguridad y miedo al ridículo, es necesario que empieces a escribir por donde quieras, pero hay que empezar ya. La escritura automática y sin objeto aparente es un mecanismo estupendo y muy útil que te llevará a descubrir sobre qué quieres hablar y qué historias puedes contar.
Si te cuesta poner en claro esas ideas por ti mismo y sientes que no eres capaz de verbalizar con exactitud lo que quieres escribir y por qué lo quieres escribir, deja que tu inconsciente se encargue de ello.
Tu inconsciente es un baúl infinito de material literario. Si te das la oportunidad de abrirlo y dejar que salga de allí lo que sea que haya, te sorprenderás descubriendo las historias, los temas y los puntos de vista que tienes sobre ellos al escribir de manera automática.
Esto implica que ese primer ejercicio de escritura será solo un acercamiento a tus ideas, no un primer borrador de la obra. Se trata de un método que te ayudará a concretar tus ideas y a descubrir lo que no eres capaz de apuntar y reconocer ahora mismo.
Ahora bien, al hacerlo, debes tener en cuenta que tu inconsciente puede ser algunas veces oscuro y terrible, como lo es el de todas las personas del planeta. No te vayas a sentir ahora demasiado diferente a los demás. Y al hacerte consciente de lo que antes no podías ver, podrías sentirte expuesto, atemorizado y hasta podrías negar que lo que ha salido de tu mente sea realmente tuyo.
Si eso te sucede, por favor, no entres en pánico. No salgas corriendo y llores amargamente. No te servirá de nada. Para sacar partido a este ejercicio será necesario que seas valiente y que tengas la capacidad de ver en ti lo que antes no podías ver. Hasta detectar aquello que te motiva y te impulsa a la escritura de una historia que se pueda transformar en una obra literaria.
Este ejercicio que te propongo hacer es en realidad lo que todos los escritores profesionales hacen cuando escriben, aunque escriban desde el principio teniendo las cosas relativamente claras.
El escritor se enfrenta constantemente al autorreconocimiento. Y los buenos escritores no son solo capaces de gestionar sus emociones al autorreconocerse, también son capaces de encontrar en su propio proceso la materia prima de su arte.
6 Esquematiza tu historia: encuentra su corazón y asegúrate de que late. El esquema actancial
No podemos hablar de historia sin conflicto. Lo que quiero decir aquí es que para poder escribir una historia lo primero en lo que te tienes que fijar es en los elementos que construyen su conflicto y asegurarte de que existan todos los que la norma dramática dicta. Para ello te vendrá bien hacerte un esquema que te ayude a reconocer todos y cada uno de estos elementos. Para que puedas certificar que tu historia tiene un conflicto y que este conflicto tiene todos los elementos necesarios para que la historia funcione. Por el contrario, si no los tiene, entonces podrás poner en marcha tu imaginación para rellenar los huecos que están vacíos.
Para entender a qué me refiero cuando hablo de conflicto o esquema actancial tienes que ver el vídeo: “Qué es y cómo se construye el conflicto en una historia”.
7 ¿Qué quieres decir a través de esa historia?
Ya sea que empieces a escribir sabiendo lo que haces o te pongas a escribir de manera automática, tarde o temprano llegará el momento en que te detengas a mirar con otros ojos lo que has empezado a hacer. Porque aún no has escrito una obra, solo estás acercándote a ella.
Y como esto va de tener todo muy claro: ahora tienes que dar un paso más allá en tu proceso de reconocimiento. Toca reconocer lo que tu historia está comunicando.
Primero tuviste que descubrir qué historia querías contar. Ahora debes descubrir lo que esa historia comunica. Si no lo sabes, el resultado será desastroso. Las personas que se enfrenten a tu historia terminarán interpretando cosas que tú probablemente no quieres que piensen o, peor aún, habrá muchísimas diferencias entre lo que unos y otros piensen, sin ninguna claridad.
Para entender lo que tu historia comunica, analiza el significado de los actos y los diálogos de tus personajes, principalmente los del personaje protagonista.
8 Elige el género adecuado para tu historia
Cuando hayas descubierto qué historia quieres contar y lo que esta comunica, pregúntate cuál es el género literario que mejor le acomoda. La extensión de la historia podría guiarte. Qué crees que podría ser tu historia, ¿un cuento, una novela, una película, una obra de teatro? Y claro, para elegir será necesario que te familiarices, al menos superficialmente, con los géneros literarios. De modo que puedas identificar con claridad el que mejor sirva para contar tu historia.
Fíjate cómo te estoy llevando a elegir un género para tu historia y no al revés. Estamos dando prioridad a la finalidad comunicativa de tu historia. El género que elijas habrá de coadyuvar a que la comunicación sea afectiva, más allá de que ese sea el género que a ti te interese comunicar. La naturaleza de la historia dictará con fuerza lo que debería ser.
En mi opinión, si la historia es breve y se centra en un solo acontecimiento importante, pero además tiene pocos personajes. Lo mejor es escribir un cuento. Por el contrario, si está compuesta por muchos acontecimientos y en ella participan muchos personajes, lo mejor será buscarle un género de largo aliento como la novela, una obra de teatro o el guion de una peli.
9 Lo clásico siempre funciona, encuentra la estructura aristotélica de tu historia
Como te estás centrando en el fondo y no en la forma, vamos a utilizar una forma que con total seguridad va a funcionar. Sin que te lo hayas propuesto, tu historia ya tiene una forma clásica. Gracias a Aristóteles hoy sabemos que las historias tienen un planteamiento, un desarrollo, un clímax y un desenlace. Y siempre lo han tenido. Él fue quien tuvo la enrome capacidad de entender el orden de las historias y definir cada una de sus partes. Nombrándolas, Aristóteles nos ha hecho comprensible la naturaleza de las historias.
Ahora que estás empezando a escribir irás descubriendo que un profesional de la escritura tiene en consideración montones de aspectos técnicos, teóricos y dramáticos simultáneamente, mientras escribe. Solo pensarlo puede agobiarte y hacerte creer que jamás serás capaz de hacer algo así.
Para que puedas combatir esa sensación de incapacidad, te invito a quedarte con lo clásico. Mientras tu historia tenga una estructura lineal en la que haya un planteamiento, un desarrollo, un clímax y un desenlace, tu historia estará libre de peligro.
10 Pierde el miedo a equivocarte
De nada te servirán mis consejos si te arrojas contra la página en blanco lleno de temor a hacerlo mal. Mientras escribes estarás más centrado en tus emociones y temores, en lo que pensarán los demás de ti cuando te lean, que pasarás por alto aquello que puedes hacer mejor en tu ejercicio de escritura.
Equivocarte forma parte del proceso de aprendizaje. Solo equivocándote conseguirás entender aquello que estás haciendo mal y qué puedes hacer para cambiarlo y conseguir un resultado diferente. Abraza todos y cada uno de tus ejercicios infructuosos, porque cada uno de ellos te habrá enseñado algo nuevo sobre el ejercicio de escritura.
Finalmente:
11 Si no lees, ¿qué estás haciendo aquí?
Si quieres escribir y quieres hacerlo dignamente, no basta que lo intentes. Además, e incluso me atrevería a decir, por encima de escribir, tienes que leer. Leer como si no hubiera un mañana, porque solo leyendo serás capaz de reconocer el desempeño creativo de otros autores y aprenderás por contraste. Si te empeñas en escribir “bien” pero no lees, jamás dejarás de aspirar a escribir bien. ✍🏼
Este vídeo también fue publicado en el diario
El Correo de Andalucía el 27 de enero de 2019
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