Cómo escribir un cuento de Navidad

Es Navidad. Qué mejor momento para hablar del subgénero narrativo con que Dickens enseñara al mundo occidental una forma nueva de celebrar y que quizá tiene a sus principales adeptos entre los niños, pero que a todos los adultos conmueve y hace pensar. Enumeraré las características del cuento de Navidad para que escribas uno y celebres estas fiestas sin enfriar tu creatividad.

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Hoy es Nochebuena y mañana Navidad. Qué mejor momento para hablar del subgénero narrativo con que Dikens enseñara al mundo occidental una forma nueva de celebrar y que quizá tiene a sus principales adeptos entre los niños, pero que a todos los adultos conmueve y hace pensar. En este vídeo enumeraré las características del cuento de Navidad para que escribas uno y celebres estas fiestas sin enfriar tu creatividad.

Para ello me basaré en los estudios del escritor y académico zacatecano Severino Salazar en El cuento de Navidad, publicado por la Universidad Autónoma Metropolitana de México, mi alma mater. Así pues, un cuento de Navidad debe:

1 Suceder en Nochebuena o alrededor de esa fecha

El invierno, la atmósfera fría, explica Salazar, es el marco ideal y más tradicional de este tipo de historias, aunque lo más relevante para conseguir escribir un buen cuento de Navidad, en mi opinión, no es la reproducción de este tradicional ambiente, sino la celebración de la fiesta y el estado de ánimo que rodea a los personajes cuando esta sucede, tal cual nos pasa en la vida real. El ambiente en este tipo de historias, aunque el contexto sea desértico o caluroso, debe representar principalmente el estado de ánimo en torno a la Navidad: meditabundo, nostálgico, reflexivo, lúdico o inclusive triste, dependiendo de la historia que vamos a contar, claro está. Así, aunque la historia de Navidad que estemos contando suceda en Mallorca o en Acapulco, el ambiente o la atmósfera material del cuento buscará representar los estados anímicos: habitaciones de hotel muy silenciosas, jardines de flores solitarios, cosas así.

2 Apelar a los sentimientos más primarios

Miedo, ira, amor, alegría, sorpresa, disgusto, tristeza. El cuento de Navidad es sentimental en esencia y hasta contiene una fuerte dosis de estética kitch, dice Salazar.

Las emociones son definidas por la neurociencia como respuestas de nivel básico ante estímulos externos que producen reacciones bioquímicas en el cuerpo, alterando el estado físico y dando pie a la producción de sentimientos, que, por otro lado, son asociaciones mentales y reacciones ante las emociones y las experiencias personales. La intensidad de las emociones varía en función del estado de ánimo del sujeto, de su estado físico, de la personalidad y especialmente del tipo de estímulo al que se ha sometido. En un cuento de Navidad, los hechos que componen la historia deben apelar siempre a los sentimientos del lector, a través de las emociones que producen los actos del protagonista. Conviene crear estímulos que lleven al lector a emocionarse y producir sentimientos, pues son estos la esencia del subgénero y es a través de estos que el lector alcanzará el sentido de la historia, permitiéndole experimentar con la misma intensidad que lo hace el protagonista. Lo que nos lleva al punto

3 Tener una epifanía

Las historias sin una experiencia trascendente no pueden preciarse de ser, según Salazar, un verdadero cuento de Navidad. La revelación que nos descubre una faceta positiva de la grandeza humana, de lo que la nobleza humana es capaz, a través de la experiencia del personaje protagonista de la historia, da acceso al lector al sentido último del relato, al mensaje que esta pretende transmitir. Este rasgo es una constante en todo cuento de Navidad que se respete, asegura Salazar, y es el rasgo más importante del subgénero.

El personaje se halla al borde de una situación límite, en un sentido existencial. Pero lo que en principio parece que será una tragedia, termina bien. Así, la experiencia trascendental del protagonista lleva al lector a vivir también, a través de la interpretación y la empatía, la misma epifanía. Es decir, los cuentos de Navidad son tragicómicos.

Ebenezer Scrooge, el personaje más célebre de Dickens y el prototipo de personaje para las historias de Navidad, que es como una gárgola extraída de cualquier catedral gótica, un personaje grotesco y excesivamente apasionado por su dinero y su soledad, incapaz de mantener una relación humana cordial, experimenta una epifanía cuando el espíritu de la Navidad le cambia el carácter y accede a compartir la fiesta con sus parientes y conocidos.

4 Construirse como una peripecia elaborada

En un sentido aristotélico de la expresión, la aventura que el personaje emprende debe ser retorcida, artificiosa. En el cuento El pino, de Andersen, un pequeño pino se enfrenta al devenir del tiempo a través de sus añoranzas de madurez, mientras la vida pasas y le lleva a intercambiar impresiones con algunos pájaros, a sorprenderse con los destinos de otros pinos como él, a ser cortado cuando ya es un árbol hermoso y llevado a una casa donde le adornan y a los niños les cuentan historias, casa en la que luego le almacenan dentro de un cuarto oscuro y consigue una audiencia de ratones que quieren escuchar sus aventuras, mientras conserva una estrella dorada en la copa y hasta que los ratones se aburren de su monotonía, pues con el tiempo el pino se estanca en la añoranza de los tiempos en los que disfrutaba de la luz del sol al aire libre y el agua de la lluvia nutría sus ramas.

En los cuentos de Navidad, las aventuras de los personajes son regularmente retorcidas y artificiosas porque los autores se valen de cualquier recurso para transmitir al lector un mensaje epifánico y sentimental.

5 Afectarse por la Navidad más allá de que esta sea un ambiente

La Navidad debe ser un catalizador de emociones y acciones, determina la psicología de los personajes, así como la trama y la revelación final del relato, que puede tener un carácter espiritual. La Navidad en estos cuentos no debe limitarse a ser contextual. No debe ser solo la escenografía del drama que vas a construir, tiene que ser un motor más que impulse la acción y la condicione. Y finalmente debe

6 Ser un divertimento

Los cuentos de Navidad son piezas literarias lúdicas, donde el juego es primordial. A través de estas piezas celebramos la Navidad junto a nuestros seres queridos. La finalidad de estas historias es que nuestros lectores piensen, se emocionen y saquen conclusiones sobre el tema tratado en la historia, impulsados igualmente por el ánimo reflexivo que produce la llegada del invierno y con él la finalización del año, mientras se divierten y disfrutan de un rato altamente significativo.  Los cuentos de Navidad son un pretexto para celebrar y divertirnos junto a nuestros seres queridos, que no se te olvide eso y caigas en el imperativo de hacerles pensar y sentir, porque tu esfuerzo podría caer fácilmente en el sermón cursi y adoctrinador.

Ahora que estás tranquilo en casa y tienes un poco de tiempo libre, escribe tu propio cuento de Navidad para celebrar las fiestas junto a tu familia y compártemelo en los comentarios de este vídeo, me gustará leerlo.

En la descripción del vídeo te dejo una breve lista de cuentos navideños que te servirán como ejemplos a seguir. 

Cuentos de Navidad que deberías leer:

1. Cuento de Navidad, Charles Dickens (Gran Bretaña, 1812-1870).
2. El Pino, Hans Christian Andersen (Dinamarca, 1805-1875).
3. El Regalo de los Reyes Magos, O. Henry (Eu, 1862-1910).
4. La tienda de los fantasmas, G.K. Chesterton (Gran Bretaña, 1874-1936).
5. Navidad en El Chaparral, O. Henry.
6. El árbol de Navidad de Cristo, Fiódor Dostoievski (Rusia, 1821-1881).
7. Cuento de Navidad, Ray Bradbury (Eu, 1920-2012).
8. La guerra de los regalos (Saga De Ender), Orson Scott Card (Eu, 1951-?).
9. Cuento de Navidad de Auggie Wren, Paul Auster (Eu, 1947-?).
10. El método de respiración, Stephen King (Eu, 1947-?).
11. Y te digo más, Roberto Fontanarrosa (Argentina, 1944-2007).
12. Quince cuentos Navideños, Severino Salazar (México, 1947-2005).