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Hace un tiempo, un tallerícola me compartió una preocupación que probablemente también hayas enfrentado: escribió sobre su ex y su novia actual se molestó. Esto me lleva a pensar: ¿deberíamos incluir advertencias en nuestros libros del tipo «ningún ex fue dañado durante la escritura de esta historia»? Aunque, claro, tal vez eso no tranquilice a nadie.
La ficción no es autobiografía
Es fundamental que las personas que nos rodean entiendan una regla clave: la ficción, incluso cuando se inspira en experiencias reales, no es un reflejo exacto de nuestra vida. Como escritores, tomamos elementos de nuestro entorno y los transformamos en historias. Eso sí, no podemos evitar que algunos lectores curioseen en cada línea buscando nuestras miserias personales. ¡Pero, ojo! Si la novela no dice que es autobiográfica, no tienen excusa para montar teorías conspirativas.
Si escribes sobre una experiencia personal, quienes te leen no deberían asumir que estás compartiendo una verdad absoluta. Esto es especialmente relevante para tus seres queridos, quienes podrían sentirse identificados o expuestos en tus textos. Es como si un panadero tuviera que explicar a su familia que no todas sus tartas representan sus sentimientos. Dejadnos hornear en paz.
La inspiración viene de lo que vivimos
La escritura, inevitablemente, bebe de nuestras experiencias y de las personas importantes en nuestra vida. Esto no significa que estemos escribiendo sobre ellos, sino que sus vivencias, aisladas o en relación con nosotros, nos inspiran. Aunque, claro, si alguien insiste en que todo gira en torno a ellos, tal vez necesiten menos protagonismo en la vida real, ¿o no?
Por ejemplo, escribir sobre una relación pasada no implica desear volver a ella. Si alguien cercano desarrolla inseguridades por lo que escribes, puede ser útil sentarte a hablar con esa persona, explicar tus intenciones y reafirmar tus sentimientos hacia ella. Es como decir: «Cariño, sí escribí sobre mi ex, pero tú eres el protagonista de la secuela, que siempre es mejor que la primera parte».
La responsabilidad del escritor
Como creadores, somos libres de explorar cualquier tema, pero también debemos ser responsables con nuestro trabajo. No se trata de evitar temas delicados, sino de abordarlos con autenticidad y respeto. Si una historia requiere exponer una parte de nuestra vida o inspirarse en personas cercanas, es importante reflexionar sobre la implicación emocional que esto podría tener.
A veces, un ejercicio de abstracción o distanciamiento puede ser útil. Cambiar nombres, detalles o situaciones puede proteger la privacidad de quienes nos rodean sin sacrificar la esencia de la historia. Porque, seamos honestos, no queremos que nadie se levante un día gritando: «¡Ese personaje soy yo!» (aunque lo sea).
La literatura necesita valentía
Escribir requiere pasión, verdad y autenticidad. Si permites que el miedo a las reacciones de otros limite tu expresión, podrías estar comprometiendo la calidad de tu trabajo. Recuerda que la literatura es un espacio para explorar y desafiar, no para autocensurarte. Si alguien se molesta, bueno, que lo anoten en la lista de cosas que gestionar en terapia. Todos ganan.
Si estás enfrentando dificultades para gestionar las reacciones de tus seres queridos o necesitas apoyo en tu proceso creativo, recuerda que no estás solo. A través de mi Coaching literario, podemos trabajar juntos para que encuentres un equilibrio entre tu expresión artística y tus relaciones personales.
¿Tienes dudas? Déjame un comentario, los leo y respondo a todos. Quiero llevarte a dominar el oficio literario y me ilusiona recibir tus impresiones. Así siento que no hago todos estos esfuerzos en vano. ¡Dale!



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