Escribir más allá de momentos inspiradores

Vengo a desmontar ese mito romántico de que la escritura fluye mágicamente con inspiración divina y copas de vino al atardecer. Si alguna vez has pensado que escribir solo se trata de dejar que las emociones te arrastren al papel, déjame decirte que eso es como esperar que una dieta funcione solo por desearlo. Hay mucho más detrás.

El problema de escribir solo desde la catarsis

La mayoría de mis alumnos llega con la idea de que escribir es volcar todo lo que sienten en el momento, sin filtros ni planificación. ¿El resultado? Un subidón emocional que se evapora tan rápido como llegó. Esa energía inicial, alimentada por el drama, no es suficiente para sostener un proyecto literario. Piensa en ello como en esas veces que decides ir al gimnasio porque «hoy es el día»… pero al tercer día no puedes ni ver las pesas.

Escribir desde la catarsis no es malo, pero no esperes que se convierta en una obra literaria de la nada. La escritura terapéutica sirve para entenderte mejor, no para que otros te lean y digan «¡Wow, qué genio!». Si quieres pasar del desahogo a la literatura, necesitas otro tipo de energía.

¿De dónde sale la verdadera energía para escribir?

Aquí es donde entra en juego lo que yo llamo «voluntad gozosa». Sí, escribir requiere esfuerzo, pero también placer. Es como hacer galletas (sí, galletas). Hacerlas lleva tiempo y te cansa, pero si te encanta el olor del horno y sabes que al final te vas a comer algo delicioso, el cansancio se vuelve casi irrelevante. Lo mismo pasa con la escritura: el disfrute compensa el trabajo.

Esa energía no viene del subidón emocional, sino del compromiso con tus verdaderos intereses. Cuando encuentras temas que realmente te importan, puedes trabajar en ellos durante horas sin darte cuenta de que el tiempo vuela. Es como ver tu serie favorita en bucle: sabes que ya viste todas las temporadas, pero no te cansas porque te encanta.

Encuentra tu motor creativo

Entonces, ¿cómo encuentras esa energía inagotable? Fácil (bueno, no tanto): analiza qué temas te apasionan de verdad. Cuando escribes sobre algo que realmente te importa, la motivación se mantiene, incluso cuando la inspiración inicial se desvanece. Y ojo, no estoy diciendo que escribir así sea siempre fácil. Habrá días en los que quieras tirar el ordenador por la ventana, pero si amas el tema, volverás a él.

Escribir con propósito

La clave para convertir la energía inicial en un trabajo literario está en cambiar el enfoque. En lugar de escribir solo para sacar lo que llevas dentro, escribe para comunicar algo. Ponte en los zapatos del lector, piensa en qué quieres decirle y cómo hacerlo. Eso no solo enriquece tu obra, sino que te da una razón para seguir escribiendo incluso cuando la inspiración se toma vacaciones.

Un consejo final

Si escribir te parece agotador o sientes que no tienes la energía para continuar, puede que necesites ajustar tu enfoque. Dedica tiempo a identificar tus verdaderos intereses, a encontrar el placer en el proceso y a conectar con tus objetivos literarios. Y si necesitas ayuda para desbloquearte o enfocarte, aquí estoy. Juntos podemos convertir tus ideas en algo que realmente valga la pena leer. Mi Coaching literario podría serte muy útil.

¿Tienes dudas? Déjame un comentario, los leo y respondo a todos. Quiero llevarte a dominar el oficio literario y me ilusiona recibir tus impresiones. Así siento que no hago todos estos esfuerzos en vano. ¡Dale!